miércoles, 5 de septiembre de 2012

La felicidad hay que crearla cada día


Felicidad, circunstancia o construcción

Revisando los nuevos enfoques de la psicología, surge la Psicología Positiva, la cual se plantea como un movimiento transversal a los distintos ámbitos del ser humano que se basa en estudios científicos acerca de las variables que hacen que las personas florezcan y sean felices. Este enfoque ha ido adquiriendo fuerza durante el último tiempo, dado a que genera una mirada optimista de nosotros mismos, los demás y el mundo.
Desde este enfoque, surge el posicionamiento de la felicidad como foco de atención para la psicología. Lo interesante de esta mirada basada en la felicidad, es que ha generado investigación al respecto con sorprendentes resultados. Primero, definen a la felicidad como “la experiencia de alegría, satisfacción o bienestar positivo, combinada con la sensación de que nuestra vida es buena, tiene sentido y vale la pena vivirla”.
Luego de definirla, los investigadores han podido descubrir cuáles son los factores que determinan la felicidad. Sorprendentemente, la felicidad depende en un 50% de la genética, un 10% de las circunstancias y un 40% depende de nuestra VOLUNTAD.
El ser humano, por lo general, focaliza el logro de su felicidad en las circunstancias, es decir, en cosas como el trabajo que ejecuta, el dinero que obtiene, los hechos familiares o la imagen corporal. Sin embargo, estos hechos generan sólo momentos de agrado cuando se obtienen resultados positivos con respecto a éstos y no una felicidad de forma permanente. Lo complejo es que este ámbito de las circunstancias, sólo incide en un 10% en la posibilidad de ser felices y estamos focalizados en estos alcances.
Hablemos entonces del 40% restante que es manejable por las personas, en donde la felicidad depende de nuestras acciones y decisiones deliberadas, y no de las circunstancias.
Si nos enfocamos en estas acciones y decisiones conscientes, entramos al terreno de la voluntad y a la vez de la posibilidad, dado a que cada persona puede incrementar su propia felicidad siempre y cuando esté dispuesto a esforzarse por ello.
El cómo potenciar la felicidad desde este rol de la voluntad, tiene relación en cómo significamos las percepciones del mundo, ya que por lo general nos centramos en lo negativo que nos sucede, y no con lo positivo del diario vivir. El ser optimista al imaginarse el futuro, disfrutar de los momentos alegres que nos brinda el diario y el valorar y agradecer lo que tenemos, ayudan voluntariamente a disfrutar más la vida. y por ende, a ser más feliz.
Los beneficios que brinda el enfocarnos en realizar acciones deliberadas que construyan felicidad son innumerables: mejora la salud física y mental, mejora el rendimiento escolar y profesional, conlleva incremento de las fortalezas frente a las adversidades y aumento en la autoestima.
En definitiva, la ciencia ha permitido derribar ciertos mitos como “la felicidad se tiene que encontrar”, y sitúa a la persona en un rol principal como gestor de su vida. Entonces, la pregunta que queda abierta, es ¿Qué va hacer para invertir en su felicidad?.

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