miércoles, 26 de febrero de 2014

Las Claves de la FELICIDAD

La práctica totalidad de las ciencias ha estudiado qué nos hace felices y qué no y las respuestas son tan variadas como investigaciones se han hecho sobre el tema. El periodista Jeff Haden ha recogido algunas de las principales actitudes que contribuyen a nuestra felicidad, basándose en las observaciones de Belle Beth Cooper. Estas son, entre otras, diez de las conclusiones más sólidas.
1. Haz ejercicio. Aunque sea durante 7 minutos.
Con frecuencia pensamos que no tenemos tiempo para hacer ejercicio, perosólo siete minutos son suficientes para hacernos un poco más felices. ¿No tenemos siete minutos que extraer de nuestro apretado horario?
El ejercicio tiene un efecto tan profundo en nuestra felicidad y en nuestro bienestar que se ha convertido en una estrategia eficaz para combatir la depresión. Así lo probaba un estudio citado en el libro de Shawn Achor The Happiness Advantage. En él tres grupos de pacientes deprimidos fueron tratados con medicación, con deporte o con una combinación de ambos. Los resultados son verdaderamente sorprendentes: todos los grupos experimentaron una mejoría. Sin embargo, fueron testados seis meses después para comprobar si se habían producido recaídas. Un 38% de los que sólo habían tomado medicación había retomado la depresión, un 31% de los que habían combinado medicación y ejercicio había recaído igualmente, y sólo un 9% de los que habían paliado su depresión con el deporte había recaído a los seis meses.
Los beneficios del deporte, sin embargo, no se limitan a las personas deprimidas. Igual que sus efectos son positivos en éstas, lo son en cualquiera que haga ejercicio y desee ser un poco más feliz a lo largo del día. Una buena opción es practicar running, lo que te dará una libertad que es imposible alcanzar mediante otros deportes.
2. Duerme más: serás menos susceptible ante las emociones negativas
Dormir es muy importante para que el cuerpo se recupere de su actividad diaria, y tiene efectos muy positivos en nuestra alegría. Así lo confirman Po Bronson y Ashley Merryman en NurtureShockdonde aluden al hecho de que los estímulos negativos se procesan en la amígdala y los positivos y los neutrales en el hipocampo. La falta de sueño afecta con mayor intensidad al hipocampo, por lo que las personas que duermen mal tienen mayor tendencia a recordar con intensidad los eventos negativos y a olvidar los positivos.
La afirmación se sustenta con un experimento realizado por Walker en el que una serie de universitarios privados de sueño debían memorizar una lista de palabras. Recordaban el 81% de las palabras negativas, como cáncer, y sólo el 31% de las palabras positivas o neutras, como sol baloncesto.
Aquí te ofrecemos una guía para dormir bien con las mejores (y las peores) posturas para conciliar el sueño.
El humor con que afrontamos las primeras horas del día puede condicionar la jornada completa, de modo que es importante descansar bien.
3. Pasa más tiempo con los amigos y la familia
Suena tópico, pero no haber pasado el tiempo suficiente con los amigos y la familia es uno de los principales arrepentimientos que expresa la gente antes de morir. Interactuar con aquellos que nos aprecian y a los que apreciamos revierte positivamente en nuestro estado de ánimo. Así lo explica Daniel Gilbert, profesor de psicología de Harvard: "Somos felices cuando tenemos familia y somos felices cuando tenemos amigos, y casi todas las otras cosas que creemos que nos hacen felices son, en realidad, vías para tener más amigos y más familia".
En la misma línea, el estudio Terman, recogido en The Longevity Projectconcluía que las relaciones con los demás son fundamentales para vivir una vida larga y feliz: "El beneficio más claro de las relaciones sociales viene de ayudar a los demás. Aquellos que ayudaban a sus amigos y sus vecinos, aconsejando y cuidando de los demás, tendían a vivir más que el resto".
4. Sal a la calle con frecuencia
En The Happiness Advantage Shawn Achor recomienda pasar tiempo al aire libre para aumentar la alegría y el buen humor: "Reservar tiempo para estar al aire libre cuando hace buen día proporciona grandes ventajas; un estudio reveló que pasar 20 minutos en la calle cuando hace buen tiempo no sólo propicia el buen humor, sino que desencadena la reflexión y mejora la memoria".
Así, aunque sea simplemente en el descanso para comer, reserva unos minutos al día para que te dé el aire.
5. Ayuda a los demás
Para ser felices nosotros mismos resulta imprescindible ayudar a los demás, y 100 horas al año (dos horas a la semana) parece ser el número clave de tiempo que debemos dedicar al resto. El Journal of Happiness Studies publicóuna investigación que aludía al hecho de que la gente a la que se le había encargado comprar algo para otra persona experimentaba una felicidad mucho mayor que aquellos que se habían comprado algo a sí mismos.
Aquí explicamos por qué la felicidad reside más en el dar que en el tener o en mejorar el estatus social y laboral.
6. Sonríe
No se trata de fingir, pero sonreír nos puede hacer sentir mejor. Por supuesto,es importante que la sonrisa sea el producto de cultivar pensamientos positivos, como afirma un estudio de la Michigan State University. Éste sugiere que los que trabajan de cara al público, si fuerzan una sonrisa falsa a lo largo del día su estado de ánimo empeora y terminan por dejar el trabajo. Sin embargo, aquellos que sonríen como resultado de pensar en cosas positivas mejoran su estado de ánimo y están más alegres.
 José Antonio Marina y el doctor Luis Rojas Marcos, dos de los grandes pensadores de España, explican en esta entrevista a El Confidencial que“cuando yo sonrío, expreso mi bienestar, pero también aumento mi bienestar”.
7. Planea un viaje, aunque no vayas a hacerlo
El mero hecho de planear un viaje o un descanso del trabajo puede contribuir al bienestar. Un estudio publicado en el Applied Research in Quality Lifemostraba que el mayor pico de felicidad se experimentaba durante la planificación de las vacaciones, más que durante el propio viaje.
Ello está ligado al sentimiento de anticipación. Como refiere también Shawn Achor, "un estudio reveló que en la gente que pensaba que iba a ver su película favorita se elevaban los niveles de endorfina un 27%".
8. Medita
Un equipo de investigación del Massachusetts General Hospital realizó escáneres cerebrales a 16 personas antes y después de su participación en un curso de meditación de ocho semanas. El estudio, publicado en Psychiatry Research: Neuroimaging, concluía que tras completar el curso las partes del cerebro asociadas con la compasión y la consciencia propia habían crecido, mientras que las partes relacionadas con el estrés se reducían.
Además, meditar suele relajarnos y clarificar nuestra mente, lo que también contribuye a nuestra propia felicidad. Además de aumentar la creatividad y la inteligencia, como defiende el cineasta David Lynch
9. Múdate cerca del trabajo
El tiempo que nos cuesta llegar al lugar del trabajo tiene un gran impacto en nuestra felicidad. Al fin y al cabo, es algo que hacemos dos veces al día, cinco días a la semana, y la gente a la que le lleva mucho tiempo desplazarse o que lo hace de manera incómoda es menos feliz. Así lo dice The Art of Manliness: "Mientras que muchas condiciones no afectan a nuestra felicidad a largo plazo porque nos acostumbramos a ellas, nunca nos acostumbramos al esfuerzo diario de ir al trabajo. A veces el tráfico es espantoso y a veces no". Así lo decía también Gilbert: "Conducir en un atasco es un tipo distinto de infierno cada día".
10. Practica la gratitud
Estar agradecidos por las cosas que tenemos –lo que implica valorarlas en su justa medida– es muy importante para ser conscientes de nuestra felicidad y disfrutarla más. De hecho, los participantes de un experimento ligado a la gratitud debían, en primer lugar, escribir una lista de las cosas por las que estaban agradecidos, y ese simple hecho ya mejoró su estado de ánimo. Siempre de acuerdo con el refranero español, para el que "es de bien nacido ser agradecido".
De la misma manera que podemos invertir dinero en los demás, podemos invertir nuestro tiempo, lo que resulta ser incluso más satisfactorio y nos proporciona grandes dosis de alegría. Aquí te explicamos cómo trabajar la gratitud para ser más felices.

jueves, 13 de febrero de 2014

La felicidad es una manera de ser

La felicidad no es una meta, es un estado mental, suelen repetir los gurús del bienestar. Pero también es el producto de procesos puramente fisiológicos, como explica la neurocientífica y profesora de la Universidad de Florida Teresa Aubele en su libro Train Your Brain to Get Happy: the Simple Program that Primes your Grey Cells for Joy, Optimism and Serenity (Adams Media), coescrito junto al psicólogo Stan Wenck.
El punto de partida de los investigadores es muy sugerente, y se encuentra en línea con las ideas que sobre la neuroplasticidad han abundado durante los últimos tiempos gracias a pensadores como Richard J. Davidson. Si programas a tus neuronas para que sean más receptivas a la felicidad, tarde o temprano terminaremos sorteando la tristeza. Si, por el contrario, nuestro comportamiento enseña a nuestra materia gris a interpretar lo que nos ocurre de forma negativa, dará igual todo lo bueno que nos ocurra, puesto que no habrá manera de que podamos sacar provecho de ello.
Con el objetivo de identificar qué podemos cambiar en nuestra vida para entrenar a nuestro cuerpo a abrazar la felicidad, los autores dividen en seis capítulos su libro, de forma que podamos ponernos en marcha rápidamente. Al principio puede parecer complicado, pero una vez tengamos constantemente presentes las seis claves, si no somos capaces de tomarnos la vida desde otro punto de vista, será simplemente porque no lo hemos intentado lo suficiente.
  • Aprende a distinguir las respuestas “huir o luchar” que crean ansiedad
Uno de los grandes problemas del ser humano contemporáneo es que se encuentra en una perpetua situación de estrés. La multitud de estímulos que nos rodean nos exigen constantemente estar preparados para cualquier eventualidad, sea esta pegar un volantazo mientras conducimos un automóvil o responder rápidamente al teléfono móvil cuando este suena. La de “huir o luchar”, propia de los animales, es una respuesta psicológica que repercute en el sistema nervioso y genera una importante reacción hormonal.
Como explicaba Aubele en un artículo publicado en Psychology Today, la gran cantidad de información de la que disponemos hoy en día no favorece nuestra toma de decisiones, sino que como el ciervo que observa de repente cómo un automóvil se dirige hacia él y se queda paralizado, nos impide distinguir entre lo correcto y lo inadecuado. ¿Qué podemos hacer para evitarlo? Descartar la multitarea, fijar prioridades, organizarnos mejor, no consultar continuamente el correo electrónico y aprender a procesar la información dedicándole tiempo para que cristalice en nuestra cabeza.
Si quiere leer más sobre este tema: Por qué no podemos estar sin hacer nada
  • Enfoca la atención de tu materia gris en el bienestar emocional
Muchas persona desconfían de ello, pero diversos estudios han recordado que el mero hecho de sonreír favorece nuestro bienestar. Siguiendo esa regla de tres, ¿cómo nos sentiremos si sólo pensamos en lo malo que nos puede ocurrir en un futuro lejano? Como explicaba la propia autora, “tus pensamientos más profundos siempre se reflejarán en tus comportamientos exteriores, porque los cambios autogenerados en tu vida siempre están precedidos por cambios en la forma en que tú piensas sobre algo”.
Aubele enumera las diversas formas en las que los pensamientos negativos influyen en ti: perturban tus interacciones con lo que te rodea y afectan tu capacidad para percibir, recordar y crear nuevas conexiones neuronales. Por el contrario, si somos capaces de centrarnos en lo positivo o pensar en el futuro no como una catarata de problemas sino como una amplia lista de posibilidades, no sólo seremos más felices, sino también más productivos, reactivos y discurriremos mejor.
Si quiere leer más sobre este tema: Las 10 creencias irracionales que te impiden ser feliz 
  • Realiza actividades que inunden tu cerebro de dopamina y serotonina, entre otros “químicos de la felicidad”
No nos gusta pensar en nosotros mismos como seres que se mueven por caprichos hormonales, pero lo cierto es que la dopamina, una sustancia liberada por el cerebro, está ligada de manera muy directa con la motivación, el placer y la cognición. Enamorarse, hacer el amor, realizar una actividad placentera, alimentarse correctamente o hacer ejercicio son actividades que favorecen la producción natural de estos químicos.
El problema que tienen dichas hormonas es su carácter altamente adictivo y el hecho de que las drogas favorezcan su liberación empuja a su uso (y abuso). Algo que también puede repercutir de manera negativa en el amor, puesto que como han recordado algunos estudios, a los cuatro años de convivencia se dejan de producir dichas hormonas, lo que explicaría el bajón que algunas relaciones experimentan pasado dicho tiempo.
  • Satisface el hambre de tu cerebro a través de la dieta y el ejercicio
Como acabamos de señalar, una buena alimentación y la práctica de algún deporte influyen significativamente en nuestro organismo a la hora de afrontar nuestro día a día. Realizar ejercicio de manera habitual no sólo estimula la circulación e incrementa el nivel de sangre en tu cerebro, haciendo que este esté “más joven, bien nutrido, receptivo, flexible y adecuadamente afinado”, sino que también incrementa tu autoestima.
Además, ser capaces de cumplir con nuestros objetivos deportivos suele ayudarnos a sentirnos realizados y satisfechos con nosotros mismos. Nos hemos recordado, por fin, que podemos hacer aquello que nos proponemos.
Si quiere leer más sobre este tema: Diez formas de ser feliz por la mañana
  • Mejora tu nutrición
La mayor parte de regímenes se realizan con el objeto de perder peso, pero raramente de mejorar nuestro bienestar. Sin embargo, existe una relación entre nuestro estado de ánimo y los alimentos que ingerimos. En los años ochenta, un estudio realizado en la Universidad de Massachussets puso de manifiesto que “un puñado de cerezas es mejor que cualquier alimento antidepresivo”, como ha recordado el nutricionista Miguel Ángel Almodóvar, autor de Mood Food. La comida de la felicidad (Oberon).
A dicha lista encabezada por las frutas rojas podrían añadírsele el pescado azul (por sus ácidos grasos omega 3), los dátiles, los frutos secos y los plátanos (por el triptófano), el cacao, el guaraná y la yerba mate (por la teobromina), y sobre todo, la vitamina B y C que abundan, respectivamente, en la carne, el pescado o los lácteos, y en los vegetales y las frutas.
  • Entrena a tu cerebro para construir nuevos caminos hacia la serenidad
Cuenta hasta diez o “uno, dos y tres, yo me calmaré”. Aubele recomienda encarecidamente la meditación como una de las herramientas predilectas para darle un empujón a nuestra bienestar, ya que, aunque para mucha gente aún suene como algo extraño, “altos niveles de meditación ayudaban a formar una mayor empatía y conciencia”.
Aubele también recomendaba que simples ejercicios como “sentarse en un lugar tranquilo, cerrar los ojos y conjurar la memoria de uno de tus momentos más felices” pueden ser una forma de favorecer nuevas conexiones neuronales.

sábado, 1 de febrero de 2014

La felicidad la tenemos que Aprender

'Lo valioso no será lo que poseerás sino en la persona tan valiosa en que te habrás convertido'... Es uno de los cimientos de la psicología positiva, una rama de reciente aparición que propone disfrutar del camino mientras se avanza hacia los objetivos personales y profesionales. Por cada artículo sobre felicidad que encontramos publicado hay 21 sobre tristeza, crisis y depresión. ¿Podemos cambiar esta visión negativa de nuestras vidas y todo lo que las rodea? La respuesta la hallamos en la prestigiosa Universidad de Harvard, donde el posgrado más demandado es la búsqueda de la felicidad.
"Hay mucha gente que desea ser rica, pero todavía hay más gente que desea ser feliz". Es la máxima del 'Edutaining', la mezcla de educación y entretenimiento que forma parte de las asignaturas de Psicología Positiva y Liderazgo que el profesor y escritor americano-israelí Tal Ben-Shahar imparte en Harvard. Estas optativas empezaron con ocho alumnos matriculados y actualmente superan el millar. En cifras, el curso 'Éxito y Felicidad' ha alcanzado los 1.400 alumnos matriculados por semestre.
La psicología positiva ha calado en el ámbito empresarial durante la última década. Futuros dirigentes buscan el "puente entre su torre de marfil y la cruda realidad del día a día", como lo define el interim manager Santiago Pérez-Castillo. Esas vidas "exitosamente infelices" han ido virando, con la ayuda del positivismo, en crecimiento personal, laboral, ético y educativo, sin descuidar la salud para completar el desarrollo y hacer frente a los problemas. Suena bien, rayando la utopía, pero para eso están los paladines de la psicología positiva, ejecutando en clases, conferencias y grupos de trabajo el diagnóstico de una sociedad con demasiadas barreras a la felicidad.

Siempre hay algo que funciona

El profesor Ben Shahar es uno de esos activistas de la psicología positiva, que viene aplicando en sus clases y artículos en los últimos años. Es de los que piensa que incluso en los momentos más duros de nuestras vidas siempre hay algo que funciona. A la inversa, promueve la capacidad de aprender no sólo de los éxitos, sino también de los errores. 'Aprendamos a equivocarnos o nos equivocaremos al aprender'.
Ese binomio personal-profesional, indivisible para los positivistas, es la base de la pretendida felicidad, del maná que buscan los centenares de alumnos que se matriculan en Harvard en las asignaturas de Tel Ben Shahar. Pero cuidado, si esto nos lo tienen que enseñar en la universidad es que "algo está fallando en el sistema". No somos felices y, en consecuencia, somos menos productivos. Entra en escena Pérez-Castillo, quien aplica esa psicología productiva al mundo personal y empresarial.

El reloj productivo

Reloj productivo

El proceso de aprendizaje enseña a disfrutar del camino hacia los objetivos
Para Santiago Pérez-Castillo, tanto los vividores como los trabajadores extremos son "aberraciones que ponen de manifiesto las debilidades del modelo". Sobre esta creencia, este hombre de empresa que cambió el trabajo por cuenta ajena por su propio proyecto de rescate empresarial ajusta el mecanismo de su reloj productivo, en el que "el disfrute no está al final sino durante el camino".
En la consecución de la felicidad en el trayecto influyen cuatro factores que mejoran la productividad, con una advertencia previa: "que te salgan bien las cosas no es una casualidad sino una causalidad". Esos cuatro pilares son tener claros los objetivos, "no sólo en cifras y plazos sino mentales, familiares, laborales y de salud"; generar una actitud proactiva y mantenerla en los momentos complicados; un método para guiarte por las etapas de la transformación que permita creer en los objetivos y ponerlos en práctica y mantener los hábitos saludables a lo largo del tiempo.
El reloj productivo es la suma de estos factores multiplicados entre sí, ya que flojear en uno de ellos resta eficacia al proceso, advierte el interim manager.

Evento formativo en Valencia

Pérez-Castillo sigue con su cruzada formativa para inyectar en el tejido social y empresarial la filosofía de su reloj productivo. El próximo evento, con plazas limitadas para 25 personas, tendrá lugar el 12 de febrero en Confortel Valencia, en la calle Valle de Ayora.
El perfil de los asistentes a estos eventos son "directivos de empresas multinacionales, banqueros, constructores, emprendedores, empresarios y comerciales", apunta el interim manager, quien añade que además de mejorar la productividad en el ámbito empresarial en cuestiones como el liderazgo, los objetivos y los resultados, "equilibran otras facetas de su vida personal".
Entre los ejercicios propuestos en el engranaje del reloj productivo destaca una inducción hipnótica de 15 minutos que no olvidan los participantes. "Suena raro, pero en realidad lo único que se les dice es que sueñen con un día ideal en su vida ideal, lo que da lugar a momentos muy emotivos y a derramar alguna que otra lágrima", cuenta Pérez-Castillo.
Al igual que los alumnos de Harvard, los actores del sector empresarial descubren que "no pueden arreglar la parte profesional sin mejorar lo personal". Esa es la clave para que el reloj no deje de funcionar.