lunes, 29 de agosto de 2016

LA CLAVE ESTÁ EN LA DOPAMINA

LA CLAVE ESTÁ EN LA DOPAMINA

Este neurotransmisor regula la motivación, la recompensa, la atención, el aprendizaje o la cognición en multitud de animales (tanto vertebrados como invertebrados) porlo que nos alienta a explorar, investigar, interesarnos y sentir curiosidad.
La dopamina está presente en todo lo que hacemos, ya que constantemente queremos dar sentido a lo que vamos encontrando y encontrar conexiones significativas en el ambiente.
"Esta molécula mantiene al humano en un estado constante de expectación y alerta", explicó Panksepp al diario Huffington Post, "desde un cocainómano buscando una dosis hasta cualquier persona yendo a por el café en su cocina cuando se levanta, pasando por un adicto a internet tecleando cientos de búsquedas en Google. Es decir, cuando encontremos algo que nos haga felices, la dopamina provocará inconformismo y tendremos que marcarnos nuevos desafíos".

lunes, 15 de agosto de 2016

Buscar La Felicidad Hacer y Actitud

No estamos programados para ser felices, sino para buscar constantemente la felicidad. Hasta tenemos un neurotransmisor que nos impulsa a ello. La dopamina, que nace en una de las partes más primitivas del cerebro y, a través del sistema de recompensa, fluye hasta el lóbulo frontal, una estructura más evolucionada que nos permite dirigir nuestra conducta hacia un fin.
Esta región del cerebro humano, la más lenta en madurar y la primera en deteriorarse en la vejez, es una especie de máquina del tiempo que nos hace posible rememorar el pasado y vivir el futuro antes de que suceda. A modo de simulador nos ayuda a anticipar sucesos. Y en esa anticipación reside precisamente gran parte de nuestra felicidad... o desdicha.
El problema es que «nuestro cerebro nos da en muchas ocasiones datos erróneos de lo que nos hará o no felices. Cometemos el error de pensar que lo bueno será muy bueno y lo malo, muy malo», como explicaba a un reducido grupo de periodistas el psicólogo Dan Gilbert, experto en felicidad. Avalado por sus publicaciones en revistas del prestigio de «Science», su best seller «Tropezar con la felicidad» y una de sus charlas en TED, con más de 12 millones de visitas, este psicólogo de Harvard impartió por primera vez una conferencia en España, en Caixaforum, invitado por la Obra Social «La Caixa».
Quince días antes, las entradas ya estaban agotadas. Unos iban por curiosidad, «para saber si la felicidad existe o no», explicaba una joven. Otros, por ver si podrían por fin alcanzarla: «Me lleva esquivando toda la vida», decía otra de las asistentes, ya entrada en años, mientras su acompañante le aseguraba que «a la felicidad hay que hacerla funcionar de manera activa». Los había también más pragmáticos: «Si te da una receta por los cuatro euros que cuesta la entrada...» Aunque la mayoría acudió intrigada por el título: «La Felicidad: lo que tu madre no te contó».
Gilbert no se muestra partidario de las recetas: «Mucha gente dice saber lo que hay que hacer para ser feliz y generalmente se equivocan. Hay que ser muy escéptico y cuestionar los consejos para encontrar la felicidad». Él prefiere basarse en datos científicos. Son las estadísticas las que tienen la clave de lo que hace feliz a la mayoría de las personas. Y también las que desmienten en parte lo que las madres suelen aconsejar a sus hijos como receta: encontrar un buen trabajo que dé para vivir bien, casarse y tener hijos. Y es que, dice Gilbert, las madres son muy sabias, pero también se equivocan.

Casarse

Así que, estadística en mano, pasó revista a estos tres consejos. Laspersonas casadas son más felices que las solteras o que las parejas de hecho, en eso las madres no se equivocan. Y también viven más. El matrimonio es una buena inversión en todas las culturas, sobre todo para los hombres, resalta Gilbert.
Aunque divorciarse cuando las cosas no van bien también aumenta la felicidad, en especial la de los hombres, que se sienten mejor de inmediato. Las mujeres tardan de media un par de años en volver a ser felices. Los números reflejan que los hijos suponen una exigencia que disminuye la felicidad, en especial de las madres, mientras son pequeños. El pico de infelicidad parental se sitúa entre los 45 y 55 años, cuando la carga de obligaciones es máxima. «El síndrome del nido vacío es un invento. Cuando los hijos se van de casa, la felicidad de los padres aumenta», indica.

Ayudar a los demás

En cuanto al dinero, aumenta la felicidad en gran medida cuando los ingresos anuales se incrementan hasta 60.000 euros. Por encima de esta cantidad, el dinero ya no está tan relacionado con el nivel de felicidad. Aunque puede aumentar si lo utilizamos en agasajar a los demás. De lo que se deduce que con la crisis actual, la lotería haría sentirse más felices a un buen número de personas. Sin embargo, dejar de trabajar, como sugiere un conocido anuncio, no sería buena idea. Según explica Gilbert, descansar es una de las cosas que menos felices nos hacen, puntuando igual de bajo que trabajar. Sí nos hace sentir mejor practicar actividades placenteras. A la cabeza, el sexo, seguido del ejercicio físico.
Y es que, señala este psicólogo, «la felicidad no se alcanza haciendo cosas exóticas, sino con recetas sencillas, como pasar más tiempo con la familia y los amigos. Somos los animales más sociales del planeta y por eso quienes dedican más tiempo a las relaciones sociales y tienen más amigos son más felices», explica Gilbert.

Superar las dificultades

Gran parte de nuestra infelicidad surge de nuestro interior. Y cita a Shakespeare: «No hay nada bueno ni malo, es el pensamiento humano el que lo hace parecer así». Y es que nuestra especie tiene una estructura evolutivamente reciente, la corteza prefrontal, que funciona como «un simulador que nos permite imaginar y anticipar cómo serán nuestras experiencias antes de vivirlas. Es algo parecido al simulador de vuelodonde se entrenan los pilotos».
Planificar acciones y tomar decisiones en virtud de experiencias simuladas mentalmente es, a priori, una gran ventaja. Sin embargo, puede convertirse también en la principal causa de que nuestra búsqueda de la felicidad sea errónea: «Esta parte del cerebro suele calcular bastante mal el grado de felicidad o de infelicidad que nos causarán las experiencias futuras. Somos muy malos predictores de la felicidad», resalta.
Acompaña su explicación con ejemplos de personas muy conocidas en Estados Unidos que dicen sentirse felices pese a circunstancias muy adversas. Como Moreese Bickham, un hombre afroamericano que pasó 37 años encarcelado de forma injusta, parte ellos en el corredor de la muerte totalmente aislado. Su caso fue revisado y gracias a la presión popular fue puesto en libertad a los 79 años. Al salir dijo a los periodistas no lamentar ni un minuto del tiempo pasado entre rejas, que calificó de «experiencia gloriosa».«No hay duda de que la forma de pensar sobre lo que nos ocurre es determinante para alcanzar la felicidad», aclara Gilbert.
Es cierto que no podemos cambiar lo ocurrido, pero sí lo que pensamos sobre ello. En caso contrario la «disonancia cognitiva» nos hará sentir infelices. Aunque el término suene raro, el concepto es tan antiguo que Esopo lo recogió en una de sus fábulas: la de la zorra y las uvas. Muy sabiamente, la raposa, al ver que no tenía forma de cogerlas de la parra, decidió que no merecían la pena porque no estaban maduras. Este cambio de perspectiva es natural para algunos, a otros les cuesta más. «La habilidad de cambiar la forma de pensar es la piedra angular de la psicoterapia», advierte Gilbert.
Pese a todo, nuestra capacidad para recuperarnos de las peores adversidades es asombrosa. El secreto está en nuestro «sistema inmune psicológico», que nos permite superar las adversidades, de la misma forma que el sistema inmune «físico» se enfrenta a las infecciones. «Un 75 por ciento de las personas se recuperan de los peores traumas y vuelven a ser felices al cabo de dos años. Infravaloramos nuestra capacidad de resiliencia».
Tener una mente abierta es fundamental. Las experiencias nuevas ejercitan el cerebro y nos hacen felices. A veces es tan sencillo como planificar un viaje, una de las cosas que más placer nos produce. Y es que la felicidad, como adelantaba una de las asistentes a la conferencia, se trabaja día a día. «Intentar ser más feliz es como bajar de peso. Consiste en comer menos y hacer más ejercicio. No hay dietas milagro. Con la felicidad pasa lo mismo.Hay unas pocas cosas que se pueden hacer a diario y el nivel medio de felicidad irá subiendo», asegura.
Toda la actualidad 

domingo, 7 de agosto de 2016

MEJORA tu Actitud

La clave es una gran actitud para cualquier cosa !!!
Sin actitud no hay logros y no hay felicidad
La actitud se aprende !!!!
El vaso medio vacío, medio lleno. En los problemas hay desventura u oportunidades… todo depende de cómo se mira. Y ese punto de vista depende de la actitud.
Estamos en el último mes del año. Que no te agarre el nuevo con una mala actitud.
  1. Despiértate temprano.Lo más temprano que puedas sin que te sientas como zombie. Ayuda tanto a mejorar el ánimo y el punto de vista sobre el día.

    2. Date un buen baño
    . Reparador.

    3. Come un poco de chocolate.
    No toda la bolsa de 500g. Está probado que el chocolate mejora el ánimo y sube las endorfinas.
  2. Termina algo que tenías pendiente. La sensación que provoca cerrar un ciclo, por pequeño que sea, es duradera y nos ayuda a mejorar nuestra actitud ante todos los pendientes que tenemos que hacer.
  3. Imagina.Date unos minutos e imagina como sería tu vida si no tuvieras lo que tienes. Como sería tu situación si no tuvieras trabajo, o si siguieras en ese trabajo que te hacía tan infeliz. Imagina como sería tu vida con una enfermedad crónica como la diabetes. Ahora, imagina como sería tu vida si hicieras todo eso que dices que te gusta y que quieres hacer. El ejercicio de imaginar normalmente nos regala un poco de perspectiva y un mucho de motivación.
  4. Date permiso.Si eres de los que todo tiene que estar perfecto y que no puede soltar ni un minuto porque que tal que se cae el mundo, por favor, date permiso de descansar un momento. Date permiso de comer ese merengue por el que has estado babeando. Date permiso de probar hacer algo en lo que a lo mejor la riegas. Date permiso de equivocarte.
  5. Deja las listas de tarea por unos días.Si, yo sé que es difícil. Ando en ese ejercicio. Pero ha resultado (las pocas veces que lo he logrado) porque las tareas importantes están en el corazón. Solo unos días.
  6. Escribe.No importa si no eres escritor o si no te interesa. Escribe un poco de lo que sientes y de lo que te gustaría hacer. Escribe sobre tus logros y sobre tus buenos momentos. No tiene que ser largo. Unos 15 minutos y luego regresa a tus cosas. Muy liberador y revelador.

    9. Se agradecido.
    En la película el secreto, alguien platicó que tomaba una piedra de río y la guardaba en la bolsa del pantalón. Cada vez que metía su mano, tocaba la piedra y le recordaba el agradecer. Les confieso que tomé esa idea. Tengo una piedra que me dio mi padre y aunque no la cargo todo el tiempo, procuro agradecer constantemente todo lo que tengo y lo que no que me motiva.
  7. Medita.Seguro ya lo has oído antes. Meditar hace bien, blah blah. Pues resulta que sí. Siéntate cómodo (no hace falta que seas un experto en meditación ni que tengas atuendos y gadgets especiales), cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Exhalas, Inhalas. Cinco minutos al día empiezan a hacer cambios.
  8. Encuentra algo que te gusta frente al espejo.Particularmente las mujeres, pero también los hombres, somos re buenos para detectar y recitar de memoria lo que no nos gusta de nuestro cuerpo. Quítate la ropa y busca (no me importa que “te cueste trabajo”) partes de las que te sientas orgulloso. Puede ser el bíceps, tu cuello, tu pelo, tu espalda o tus pantorrillas. Busca y guarda ese pensamiento (y la emoción que conlleva) todo el tiempo que puedas.

    9 Duerme bien.
    Nada pone más “cranky” (malhumorado) a una persona que no dormir. Busca las fallas en tu sueño, trata de robarte una siesta. Usa un día del fin de semana, lo que puedas pero duerme bien aunque no sea todos los días

MEJORA tu Actitud

La clave es una gran actitud para cualquier cosa !!!
Sin actitud no hay logros y no hay felicidad
La actitud se aprende !!!!
El vaso medio vacío, medio lleno. En los problemas hay desventura u oportunidades… todo depende de cómo se mira. Y ese punto de vista depende de la actitud.
Estamos en el último mes del año. Que no te agarre el nuevo con una mala actitud.
  1. Despiértate temprano.Lo más temprano que puedas sin que te sientas como zombie. Ayuda tanto a mejorar el ánimo y el punto de vista sobre el día.

    2. Date un buen baño
    . Reparador.

    3. Come un poco de chocolate.
    No toda la bolsa de 500g. Está probado que el chocolate mejora el ánimo y sube las endorfinas.
  2. Termina algo que tenías pendiente. La sensación que provoca cerrar un ciclo, por pequeño que sea, es duradera y nos ayuda a mejorar nuestra actitud ante todos los pendientes que tenemos que hacer.
  3. Imagina.Date unos minutos e imagina como sería tu vida si no tuvieras lo que tienes. Como sería tu situación si no tuvieras trabajo, o si siguieras en ese trabajo que te hacía tan infeliz. Imagina como sería tu vida con una enfermedad crónica como la diabetes. Ahora, imagina como sería tu vida si hicieras todo eso que dices que te gusta y que quieres hacer. El ejercicio de imaginar normalmente nos regala un poco de perspectiva y un mucho de motivación.
  4. Date permiso.Si eres de los que todo tiene que estar perfecto y que no puede soltar ni un minuto porque que tal que se cae el mundo, por favor, date permiso de descansar un momento. Date permiso de comer ese merengue por el que has estado babeando. Date permiso de probar hacer algo en lo que a lo mejor la riegas. Date permiso de equivocarte.
  5. Deja las listas de tarea por unos días.Si, yo sé que es difícil. Ando en ese ejercicio. Pero ha resultado (las pocas veces que lo he logrado) porque las tareas importantes están en el corazón. Solo unos días.
  6. Escribe.No importa si no eres escritor o si no te interesa. Escribe un poco de lo que sientes y de lo que te gustaría hacer. Escribe sobre tus logros y sobre tus buenos momentos. No tiene que ser largo. Unos 15 minutos y luego regresa a tus cosas. Muy liberador y revelador.

    9. Se agradecido.
    En la película el secreto, alguien platicó que tomaba una piedra de río y la guardaba en la bolsa del pantalón. Cada vez que metía su mano, tocaba la piedra y le recordaba el agradecer. Les confieso que tomé esa idea. Tengo una piedra que me dio mi padre y aunque no la cargo todo el tiempo, procuro agradecer constantemente todo lo que tengo y lo que no que me motiva.
  7. Medita.Seguro ya lo has oído antes. Meditar hace bien, blah blah. Pues resulta que sí. Siéntate cómodo (no hace falta que seas un experto en meditación ni que tengas atuendos y gadgets especiales), cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Exhalas, Inhalas. Cinco minutos al día empiezan a hacer cambios.
  8. Encuentra algo que te gusta frente al espejo.Particularmente las mujeres, pero también los hombres, somos re buenos para detectar y recitar de memoria lo que no nos gusta de nuestro cuerpo. Quítate la ropa y busca (no me importa que “te cueste trabajo”) partes de las que te sientas orgulloso. Puede ser el bíceps, tu cuello, tu pelo, tu espalda o tus pantorrillas. Busca y guarda ese pensamiento (y la emoción que conlleva) todo el tiempo que puedas.

    12. Duerme bien.
    Nada pone más “cranky” (malhumorado) a una persona que no dormir. Busca las fallas en tu sueño, trata de robarte una siesta. Usa un día del fin de semana, lo que puedas pero duerme bien aunque no sea todos los días
  9. 13. Sonríe.Aún cuando no te sientas feliz, ha sido científicamente probado que sonreír mejora tu humor y reduce el estrés. Entonces, si estás teniendo un mal día, fruncir tu ceño podría empeorar tu humor. 
  10. 14. Reparte amor.
  11. ¿Alguno de tus colegas ha hecho su trabajo muy bien? ¡Dícelo! Repartir buenas vibras tendrá un gran impacto en su autoestima, ayudándote a ti en el proceso. Y, quién sabe, tal vez ellos te regresen el favor…
    3. Evita a los quejumbrosos.¿Ubicas a esas personas en tu oficina que de lo único que quieren hablar es de lo malo que es todo y parece que te succionaran la vida? Son vampiros de energía. Si los puedes evitar, hazlo; pero si no puedes, intenta cambiar su energía negativa, añadiendo un poco de optimismo. Podrías acabar mejorando su actitud en el proceso.
    4. Modifica tu lenguaje.No digas "problema", di "reto" y NUNCA menciones las palabras "No Puedo". El lenguaje negativo automáticamente te programa para resultados malos, mejor encuentra soluciones en lugar de problemas para ganar puntos de actitud.
    5. Sigue adelante y diviértete.Un poco de risas en la oficina hacen maravillas para disipar el estrés de las tareas diarias. Tomarte un tiempo de descanso entre tu ocupada agenda de trabajo, hace que tu día sea más rápido y mejora tus relaciones laborales. ¿No es increíble llegar a casa de la oficina y recordar una conversación realmente divertida que tuviste con una compañera en lugar de una aburrida junta?
    6. Arréglate.Poner un poco de esfuerzo extra en tu apariencia todos los días, te ayudará a proyectar seguridad en ti misma, haciéndote más propensa a tener una feliz y fresca actitud.
    7. Adorna tus confrontaciones.Si realmente tienes que mostrar tu desacuerdo sobre algo, elige las palabras correctas para hacer que el debate se sienta como una conversación y no como un conflicto. Usar palabras como "siento que hay una mejor manera de solucionar…" en lugar de "esa idea no va a funcionar", pueden hacer que tus opiniones se escuchen menos dogmáticas y serán tomadas en cuenta.
    8. Prueba con actividades que te hagan feliz.Desde aprender a meditar hasta hacer una playlist divertida, hay muchas maneras de activar tu actitud positiva en cada área de tu vida, lo que te traerá muchas recompensas en tu trabajo.
    9. ¿Quieres renunciar? ¡Está bien!Piensa en el trabajo que quieres y utiliza tu tiempo en tu trabajo actual para adquirir experiencia que te servirá en un futuro. En vez de embarcarte en una ruta de negatividad, aprende nuevas habilidades, pide más responsabilidades o busca que te promuevan. Ayudará a enriquecer tu CV y te dará más oportunidades en otros lugares.
    10. Recuerda: es sólo un trabajo.Si sientes que te llevas el drama de la oficina a casa  y está afectando tu vida personal, necesitas detenerte. Si llevas toda esa energía negativa contigo, dejarás que las malas energías ganen. ¡No lo permitas!

Vinculo Saludables

 posibilidad de una vinculación singular y social con predominio saludable es una construcción psicosocial, la que a su vez es atravesada por lo económico, político, cultural y en los distintos ámbitos vitales, que comienza por los grupos familiares, en otras instituciones públicas y privadas de la organización social, y en (y con) lo ambiental. La historia de una sociedad, su cultura, injusticias, asimetrías, proyectos o ausencia de ellos también se expresa en su modalidad vincular dominante.
La falta de proyectos y de sentidos por la vida o su pérdida generan o constituyen factores centrales en la violencia vincular en todos los niveles sociales, tanto institucionales como en lo individual. Mientras que, contrariamente, la posibilidad de construir proyectos singulares y sociales basados en la solidaridad, en el reconocimiento de la necesidad del otro para constituirse en sujetos y en su respeto como a sí mismo, brindan soporte vincular, confianza, lealtad: nutrición vincular.
La aptitud para ejercer vínculos saludables requiere de experiencias y vivencias tempranas, en los primeros años de vida de cada sujeto, de vínculos psicoemocionales predominantemente amparantes y tierno-amorosos de quienes ejercen las funciones parentales. Ello genera protección, amparo, crecimiento saludable, la posibilidad del límite y del reconocimiento del otro en sus necesidades, deseos, derechos y subjetividad, lo que brinda los pilares de una vida ética y digna. Mientras que el predominio de lo odioso y violento arrasa y desconoce al otro, lo desubjetiviza.
El crecimiento saludable de cada niño, niña y adolescente, es una necesidad de toda la sociedad, no sólo de sí mismos, de sus padres y/o familiares. Ello requiere de una nutrición estructural, esto es: alimentos sanos, afectos tiernos, miradas, palabras, cuidados, vínculos, símbolos y proyectos. El propósito es instalar la educación y la cultura del cuidado del otro y el propio, de modo que posibilite su internalización como modalidad vincular básica, para una vida saludable y para la solidaridad intergeneracional.
La construcción de vinculaciones saludables, que permitan reconocer y aceptar la autonomía del otro, requiere del reconocimiento de éste como tal, la aceptación crítica de su diferencia, la interiorización del límite y la renuncia a buena parte del propio narcisismo. Lo saludable no es la pasividad, la adaptación acrítica y descomprometida, sino todo lo contrario. Se trata de permitir el disenso, como la discusión y el conflicto, como valores, sin temor a la pérdida del otro significativo, ni al desamor, al rechazo o al abandono. El predominio de lo amoroso respeta autonomías y es liberador, mientras que lo violento genera ataduras, dependencia enferma, criterio “único”.
La vinculación saludable aumenta la capacidad para enfrentar crisis y situaciones adversas, elaborarlas, transformar las condiciones que la generaron, desarrollar zonas de negociación vincular, alianzas, amparo y solidaridad, disminuir el narcisismo y la proyección de lo negativo propio en terceros.
Es clave desarrollar, durante el crecimiento de los sujetos y desde temprana edad –en la familia, en la escuela y en las distintas instituciones y vínculos de los que participan– formas alternativas de resolución de conflictos que eviten el dominio, el control, el sometimiento del otro y la supuesta solución de diferendos mediante la fuerza o basados en las relaciones de poder dominantes.
Es central promover el predominio de vínculos saludables, basados en la solidaridad y la ética, los que trascienden el bien común entre humanos, incluyendo la relación con lo eco-ambiental, lo que posibilita la supervivencia y el sostenimiento de un proyecto de vida digno y saludable a nivel estructural.
La vinculación saludable posibilita y requiere de la participación creativa de los ciudadanos y ciudadanas para constituirse como tales, tanto en el reconocimiento y defensa de sus intereses y derechos –a nivel político, cultural, económico y social–, como en lo técnico-científico, para producir y transformar la realidad, mejorar sus condiciones de vida y el logro de su inclusión estructural.
Por tanto, los vínculos saludables lo son si prevalece un modelo de vinculación social basado en la justicia social, en la equidad en la distribución de bienes materiales y simbólicos, en la democracia real, participativa y popular.
La salud de una sociedad requiere de la construcción y sostén de referentes éticos, sociales y políticos surgidos de ella, en la defensa de sus ideales, necesidades, intereses; desde la solidaridad y entrega por el conjunto social en la defensa de sus derechos como de sus mitos de origen. La promoción de vínculos saludables o el desarrollo de tareas preventivas, asistenciales, de rehabilitación o transformación del modelo violento de vinculación, requiere de intervenciones y trabajos intersectoriales, interdisciplinarios y con un fuerte compromiso participativo a nivel comunitario. Y precisa de la solidaridad transformadora intra e intergéneros y de la superación de las inequidades y desigualdades en derechos y oportunidades surgidas desde el modelo patriarcal –persistente– en contra de la mujer y de lo asociable o percibido como femenino.
Finalmente, los vínculos saludables requieren reflexiones críticas sobre la necesidad de límites al consumismo de objetos, la centralidad del mercado, de los medios de comunicación o de las redes sociales virtuales como constructores de identidad y de realidad; y sobre la presión de inclusión/exclusión socio-económica y cultural surgidas desde allí, que sustituyen los vínculos significativos y los afectos, los encuentros, la palabra llena, la escucha, los efectos de presencia real del otro.
El autor
Licenciado en Psicología. Coordinador y supervisor clínico del Programa de Atención Interdisciplinaria para Víctimas de Delitos contra la Integridad Sexual del Consejo Provincial de la Mujer.