Isaac Mayolas, entrenador de póquer de Rafa Nadal, se deshace en elogios hacia el tenista, un gran estratega con inclinaciones defensivas también en los tapetes
Isaac Mayolas ganó en 2006 el Mundial de Poker en la modalidad de Heads-Up (cara a cara), cuando en España el Texas Holdem era mucho menos popular. Tras el fichaje de Rafa Nadal por PokerStars, la empresa más famosa del sector decidió ponerle un entrenador y se acordó de nuestro campeón. Hacía falta mejorar el juego del tenista desde el fondo del tapete.
Mayolas no es el típico joven que da el pelotazo y deja sus estudios. Él terminó su carrera y empezó a trabajar en «lo suyo», pero no tenía «el perfil de chico bueno que va ascendiendo». Su espíritu emprendedor lo llevó a montar sus propios negocios, relacionados con el juego. «Siempre supe que el póquer no sería mi forma de vida», asegura. «Prefiero tenerlo como una afición complementaria». Para el común de los mortales, recomienda un enfoque parecido. «Es una actividad de entretenimiento. La gente no debe verlo como una vía de escape del trabajo. Que luego uno sea tan brillante como para ganarse la vida, fantástico, pero no todos los niños pueden ser Ronaldo o Messi».
Con Nadal se encontró a una persona que «ya sabía jugar y tenía mucha curiosidad por mejorar». Mayolas cuenta que «Rafa aprende el juego de forma muy rápida, dentro de la limitada agenda que tiene, porque su dedicación a la mejora de la rodilla y a su preparación física es total, pero es una mente privilegiada». «Rafa ha entendido que en este juego también te puedes pasar la vida entera mejorando. Es muy humilde».
Un motivo de orgullo fue el estreno de Nadal en un torneo, en las SCOOP de PokerStars. «Hizo movimientos muy buenos y supo seleccionar y jugar muy bien sus cartas». Que luego cayera con As-Rey, mano conocida como Ana Kournikova, es solo una casualidad poética. Su preparador no vio «grandes errores, aunque siempre hay situaciones que se pueden jugar de otra manera».
¿En qué destaca Nadal? ¿Sabe farolear? «No quiero dar demasiadas pistas sobre su juego, pero sabe una cosa o dos sobre cómo hacerlo». También destaca lo disciplinado que es, pero más aún «su capacidad de observar a sus rivales y saber cuándo es el momento adecuado para hacer un movimiento». «De forma natural ha sabido llevar esto del tenis al póquer, no sé si porque es algo innato o porque lo ha aprendido», explica Mayolas.
Otra de las virtudes de Nadal es su entusiasmo. «Era imposible seguir los apuntes», cuenta su preparador. «Yo tenía pensado enseñarle tres o cuatro cosas en tres horas, pero en una y media ya habíamos visto diez. Una pregunta le llevaba a la siguiente y las clases se desarrollan siempre de forma muy práctica, con muchos ejemplos». La «cara de poker» y las matemáticas, eso sí, están aparcadas por el momento. «Nos hemos centrado en su punto fuerte, que es la habilidad lógica y analizar escenarios, sin complicar más». A la hora de desarrollar un estilo, cabe la duda de si el jugador de fondo de pista se ha transformado en un tiburón en las mesas, pero no: «Rafa es un jugador más bien defensivo, al igual que en el tenis, donde siempre busca la oportunidad de atacar desde la defensa. Es algo que le hemos reforzado porque es su estilo natural, como se siente cómodo».
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