Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. 2 Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
3 «Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
4 Felices los afligidos, porque serán consolados.
5 Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
6 Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
7 Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
8 Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
10 Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
11 Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
12 Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
3 «Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
4 Felices los afligidos, porque serán consolados.
5 Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
6 Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
7 Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
8 Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
10 Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
11 Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
12 Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
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