La sociedad del consumo y los valores publicitarios que la sustentan relacionan la felicidad con el materialismo y el disfrute basado en la inmediatez. Esta instaurada concepción de la felicidad a corto plazo no asegura un bienestar duradero en el tiempo, sino que acaba provocando un cierto vacío existencial e incluso la infelicidad constante, según un estudio del psicólogo de la Universidad de Harvard Dan Gilbert. En sus conclusiones subraya cómo la necesidad constante de acumular más y mejores bienes materiales solo aumenta los niveles de satisfacción a corto plazo, pero crea una infelicidad constante a la larga. Un argumento que ejemplifica con los datos recogidos entre las personas agraciadas por la lotería. Entonces, ¿cuál es el secreto de la felicidad?
Para la psicóloga de la Universidad de Stanford Emma Seppala, donde dirige el Center for Compassion and Altruism Research, la felicidad no resida tanto en el tener o en mejorar el estatus social y laboral, sino en el dar. Es decir, ser compasivos y generosos con los demás incrementa los niveles de bienestar en todos los ámbitos de la vida, lo que a la larga, según asegura Seppala, tiene los siguientes beneficios:
Incrementa la felicidad
Las partes del cerebro que se activan cuando se experimentan sensaciones placenteras son las mismas que se activan al practicar el altruismo, según este estudio dirigido por el neurocientífico del National Institute of Health Jordan Garfman. Según estos resultados, dar dinero a los demás nos hace tan felices como recibirlo, un extremo que se corroboró con un experimento realizado por el profesor Michael Norton de la Universidad de Harvard. En este estudio se dividió a los participantes en dos grupos y se les dio una misma cantidad de dinero a ambos, unos lo podían gastar en lo que quisiesen y los otros debían donarlo a obras caritativas a su elección. Posteriormente se les realizó un test de satisfacción y se comprobó que los que habían sido altruistas tenían por ello unos niveles de felicidad superiores a los del resto de participantes.
Esta relación entre generosidad y bienestar se ha demostrado incluso en el caso de niños pequeños, en un experimento similar dirigido por la psicóloga de la Universidad Britsh Columbia Elizabeth Dunn.
Evita el estrés, la ansiedad y la depresión
El estado de ánimo y los trastornos mentales, tales como la depresión o el estrés, se producen en la mayoría de los casos, según recoge buena parte de la literatura científica, debido a la falta de aceptación de uno mismo y a un excesivo egocentrismo. Al centrarse solamente en uno mismo, explica Seppala, será más fácil sufrir estrés o estar tristes ya que solo se prestará atención a las propias dificultades y estas se acabarán sobrevalorando negativamente. Sin embargo, dice la psicóloga, “dedicarnos a los demás y ayudarles nos da vitalidad, nos permite sentirnos mejor y relativizar nuestros propios problemas. Es como cuando estamos muy preocupados por algo y de repente un amigo o familiar necesita urgentemente nuestra ayuda, entonces nuestros problemas desaparecen”, apunta.
Mejora tus relaciones
El reconocimiento, el respeto y el apoyo de las personas que tenemos cerca es un deseo común a todos los seres humanos. Habitualmente, para intentar agradar a los demás y a la pareja se suelen esconder las debilidades o se crea una imagen un tanto artificial. Sin embargo, según este estudio, las estrategias tradicionales para caer bien a los demás suelen tener el efecto contrario al pretendido, mientras quelas características más valoradas en un amigo o pareja son la amabilidad y la solidaridad.
Te hace sentirte más rico y con más tiempo
Un estudio realizado por la especialista en marketing de la Universidad de HarvardZoë Chance demostró que ayudar a los demás contribuye a que tengamos una sensación del tiempo más dilatada, mientras que dar dinero a personas necesitadas hace que aumente nuestra sensación de riqueza.
Aumenta la esperanza de vida
Mantener una buena cantidad de relaciones personales mejora significativamente, tanto la salud mental como la física e, incluso, puede aumentar la esperanza de vida, según este estudio de los investigadores Ed Diener y Martin Seligman. Otros estudios refuerzan esta tesis al demostrar que la infelicidad está directamente relacionada con la inflamación celular, que a su vez es el origen del cáncer y otras enfermedades.
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