Descubre cómo superar
la ansiedad (1º parte).
Autoayuda – La Ansiedad 1
La ansiedad es la emoción que aparece cuando sientes que se acerca una
amenaza, cuando visualizas el futuro de manera negativa y, en consecuencia,
intentas prepararte para hacerle frente.
La ansiedad se apoderará primero de nuestra mente y luego de nuestro
cuerpo. Por ejemplo, previo a un examen comenzamos a estar inquietos y luego
aparecen los famosos dolores de cabeza, el malestar estomacal, el sudor, etc.
La ansiedad como reacción normal nos permite enfrentar una presión externa
y se presenta acompañada de aquellos temores que todos tenemos y que nos preservan
ante una amenaza o peligro. Por ejemplo, si se acerca el examen, la ansiedad
nos puede poner en alerta para prepararnos mejor (y estudiar).
Ahora, ¿qué nos sucede cuando pasamos de vivir un momento de ansiedad a
vivir ansiosos? Alguien excesivamente ansioso ve cada situación nueva, cada
cambio, cada desafío que le toca vivir, como una tortura y experimenta un gran
sufrimiento interior.
La ansiedad crónica es tóxica. El problema aparece cuando la ansiedad se
convierte en un temor excesivo e irracional a situaciones que enfrentamos
diariamente. Entonces, pasa a ser una emoción tóxica.
Esta emoción puede llevar al desánimo, a la tristeza e incluso a la
depresión o al otro extremo, a vivir completamente acelerado. En cualquiera de
los dos casos, la expectativa será que el resto siga ese ritmo, lo cual genera
a su vez problemas interpersonales.
1. ¿En qué estoy
Pensando?
Realiza la siguiente autoevaluación. Piensa cuántas veces experimentaste
miedo, angustia, preocupación frente a una situación de tensión en el trabajo,
a un viaje, a un examen. ¿Esto te resulta conocido? La ansiedad es un estado
emocional tóxico que hace que una persona se sienta inquieta o temerosa.
Cuando se ansia mucho algo, es fácil desanimarse y sentir que nada tiene
sentido o vale la pena. Con esta emoción a flor de piel, nos costará mucho más
llegar a las metas que nos propongamos. La ansiedad no sólo nos impide
experimentar emociones positivas, como la alegría o el amor, sino que no nos
permite disfrutar de la vida al máximo.
Si ya te vas identificando con todo esto, vayamos al siguiente paso. Ahora
la clave es poder descubrir dónde comienza esta ansiedad negativa para que, una
vez que lo sepamos, podamos superarla y asumir lo que nos toque pasar de la
mejor forma posible y de la manera menos tóxica.
En principio, descubriremos que el comienzo se da siempre en la mente.
¿Alguna vez les prestaste atención a tus pensamientos? Si nunca lo hiciste,
tómate tiempo para ver en qué estás pensando y qué es lo que “te da vueltas en
la cabeza” la mayor parte del tiempo. Allí está la clave de la ansiedad: en tus
pensamientos, en aquellos pensamientos que tu cerebro, de manera equivocada,
interpreta como reales. Y aunque tu razón sepa que no son verdaderos, los
crees a nivel emocional, es decir que sientes que son verdad.
Si tu cerebro cree que va a suceder algo malo, empezará a enviar síntomas
de ansiedad. No te contamines con todo aquello que no sirve, aprende a
descartar de tu mente todo aquello que intoxica tus emociones.
2. ¿Por qué me dirán
Ansioso a mí?
No entres en pánico. La ansiedad es una emoción tóxica muy común por estos
días. Basta con repasar en tu ámbito cotidiano, ya sea en la universidad o en
tu casa o en el trabajo, a cuántas personas viste comerse las uñas
desesperadamente o tener atracones cuando en realidad no tienen hambre. Si te
pregunto si conoces a alguien que sufra de grandes comezones en diferentes
partes del cuerpo sin tener supuestamente una causa clara, estoy seguro de que
tendrías varios casos. Y la lista sigue…
¿Cuántas personas tartamudean aun en momentos en que pareciera que todo
está bajo control y en calma? A unos se les cae el cabello, otros sufren de
estreñimiento y otros, todo lo contrario, algunas personas levantan
temperatura y otras tantas transpiran mientras a otras se les seca la boca
Muchas veces decimos yo estoy tranquilo y, en verdad, esa tranquilidad que
decimos tener es aparente, ya que todos estos síntomas, cuando no tienen una
causa física u orgánica, son un claro llamado de atención que, muy probablemente,
esté indicando la presencia de la ansiedad.
Cuando estamos demasiado ansiosos, buscamos por todos los medios calmar esa
emoción tóxica y recurrimos a cosas como la comida y el trabajo en exceso o,
lo que es peor, a la automedicación.
¿Cuándo suena la alarma?
Veamos algunos de los síntomas más comunes de la ansiedad:
·
Miedo o temor
·
Inseguridad
·
Preocupación
·
Aprensión
·
Problemas de concentración
·
Dificultad para tomar decisiones
·
Insomnio
·
Sensación de pérdida de control de la propia vida o del medio que lo rodea
·
Hiperactividad
·
Pérdida de interés
·
Movimientos torpes
·
Tartamudeo
·
Tics nerviosos
Con el tiempo, si la ansiedad no se trata de manera adecuada, puede llegar
a afectar seriamente la salud y derivar en lo que se conoce como trastornos de
ansiedad. Estos incluyen el pánico, la obsesión-compulsión y distintas clases
de fobias.
¡Doble alarma!
Veamos algunos de los síntomas más graves:
·
Palpitaciones
·
Presión arterial alta
·
Opresión en el pecho
·
Sensación de ahogo
·
Náuseas
·
Problemas digestivos
·
Diarrea
·
Tensión muscular
·
Dolor de cabeza
·
Fatiga
·
Sudoración excesiva
·
Impotencia
·
Eyaculación precoz
Pensar continuamente en el futuro, preocuparte y desarrollar una
imaginación excesiva respecto de lo que puede llegar a pasar -y que, por lo
general, nunca ocurre-, tratar de anticiparte al mañana, es realmente agotador.
Nuestra mente necesita tener descanso, démosle un poco de paz. Y verás que,
cuando logres relajarte, todo aquello que te despertaba una desmesurada
ansiedad volverá a estar bajo tu control.
3. Ansiedad y
Estrés. ¿Hablamos de lo mismo?
Todos necesitamos un poco de presión en nuestra vida y eso no tiene nada de
tóxico. Al igual que las cuerdas de un violín, que para sonar afinadas deben
estar tensas, porque demasiado flojas no sonarían y demasiado estiradas se
romperían, el ser humano necesita también una tensión básica.
Pero cuando la presión o los estímulos recibidos son muchos, todos juntos o
pocos y durante mucho tiempo o la combinación de ambos, se produce un desequilibrio
y sobreviene el estrés.
Un estímulo estresante puede ser desde tener que rendir un examen hasta
tener que hacerse- cargo de la familia por la muerte de un ser querido o vivir
por años con una pareja que no nos habla, etc. Dependerá entonces del tiempo y
de la intensidad con que se viva.
Vivir un momento estresante no es lo mismo que vivir estresado. Lo primero
es normal, inesperado y generado por el ambiente externo, mientras que lo
segundo, vivir estresado, es tóxico, buscado y generado por nosotros mismos
porque se ha hecho un hábito y “no sabemos” vivir de otra manera.
El estrés surge cuando hay excesivas demandas exteriores tu
organismo no alcanza a hacerles frente. Es una tensión, una presión
física o mental que rompe el equilibrio.
Un estudio realizado durante diez años en los Estados Unidos con personas
que no podían controlar su estrés emocional dio como resultado que la persona
estresada tiene un 40% más de posibilidades de muerte. Sólo en Argentina, se
consumen millones de tranquilizantes por año.
Cada vez que el cuerpo recibe un estímulo exterior, se activan dos
hormonas: la adrenalina y el cortisol.
La
adrenalina es la hormona que te provee energía y fuerza y que, al correr por el
cuerpo, te hace sentir inmortal, que podés lograr todo lo que quieras. Dicha
energía te acelera, eleva el nivel de excitación, de deseo y de entusiasmo, y agudiza
la visión. Cuando una persona guarda durante meses ira, rencor, cuando soporta
maltratos durante años y sus heridas se acumulan, se activa la adrenalina en
dosis grandes y frecuentes, y actúa como un veneno.
El cortisol es una hormona
buena pero, al aumentar de forma excesiva el nivel de azúcar en la sangre,
puedes subir de peso y tus huesos pierden calcio, magnesio y potasio.
Las personas que a lo largo de
su vida experimentaron muchas presiones pueden hacerse adictas a la adrenalina
y sus cuerpos la generan naturalmente. Se identifican por su violencia,
necesitan sentir presión y, por lo general, practican deportes de riesgo y siempre
están en busca de peleas.
Esto explica que alguien que
por años tuvo conflictos en su pareja, un padre violento o una madre depresiva,
nunca logra relajarse por completo y busca permanentemente un motivo de
discusión, porque su cuerpo pide adrenalina.
Todos reaccionamos a los
estímulos de manera diferente y dependerá de cómo interprete cada uno lo que
ocurre en su vida. Algunas personas se estresan frente a determinadas tareas
mientras que otras, en esa misma situación, no, porque a pesar de que el
estímulo es el mismo, la percepción es distinta.
4. Pequeñas actitudes te
llevarán a grandes cambios
Salir de la toxicidad de la
ansiedad está totalmente a tu alcance. Cada una de estas pequeñas actitudes te
llevarán a realizar grandes cambios, que no son grandes en sí mismos sino que,
con el tiempo de practicarlos, se arraigan en nuestras costumbres.
Las siguientes son algunas
estrategias y formas prácticas para reducir el estrés y librarse de toda
ansiedad:
A. Comienza por detectar cuáles
son las fuentes de tu ansiedad. Piensa ahora en todas las
cosas que te roban la paz y hoy mismo toma la decisión de abandonarlas. Adopta
pautas que te permitan disfrutar de la vida en plenitud y en calma.
B. Haz todo lo posible por
reducir o eliminar por completo todas aquellas cosas que te hacen sentir
ansioso. Desarrolla nuevos hábitos que, por el contrario, te ayuden a
sentir paz en tu espíritu, alma y cuerpo.
C. No leas todo el día malas
noticias. A todos
nos gusta estar informados pero, si leer malas noticias en el diario o
escucharlas una y otra vez en el noticiero hace que tu ansiedad aumente, un
buen libro será de mucho más provecho. Llena tu vida de información útil,
de datos que te enriquezcan.
D. Aprende algo nuevo todos los
días.
E. Cuida la salud de tu cuerpo. Asegúrate
de poder dormir bien y comer lo más sano posible.
F. Incluye una rutina de
actividad física de tres a cuatro veces por semana. Está comprobado que el ejercicio reduce los
niveles de estrés. Tu cuerpo te acompañará por el resto de tu vida. Es
tu carta de presentación al mundo y es tan importante como tu alma y tu
espíritu. Ámalo, cuídalo, habla bien de él.
G. Aléjate de la gente tóxica. No
significa aislarte sino poner límites sanos. Hay personas negativas a las que
sólo les gusta hablar de los problemas propios y ajenos. Ellos no
aportan nada significativo a tu vida. En cuanto de vos dependa, no permitas
que sus palabras y acciones tengan cabida en tu mente y mucho menos que
determinen tu estado de ánimo
H. Acércate a personas con mentalidad positiva. Las personas exitosas que piensan, hablan y
actúan en positivo, transmiten paz, entusiasmo, alegría. A todo el mundo le
gusta estar rodeado de tales personas. Búscalas, obsérvalas, aprende de ellas,
comparte momentos. Déjate mentorear por ellas. Esa clase de gente es la que
añade valor a tu vida.
I. Busca una persona que
necesite ayuda. Brindarle
ayuda a alguien desinteresadamente y ocuparte de otro mantendrá tu mente
lejos de los problemas y las preocupaciones. Cambia tu enfoque.
J. Encuentra una persona de
confianza. Es importante
que puedas hablar de cómo te sientes con alguien que te inspire confianza. ¡Tan
sencillo como eso! Hablar de lo que nos pasa es una de las mejores maneras de
controlar la ansiedad.
K. Crea el hábito de hablar en
positivo. No basta
sólo con hablar, es fundamental aprender a hacerlo en positivo. Considera
muy bien tus palabras antes de hablar. Las palabras son herramientas y tienen
el poder de construir o destruir tu futuro. Lleva un registro escrito. Registra
por escrito cada día, tres o cuatro cosas por las que estés agradecido.
Concentrarte en lo positivo también alejará tu mente de los pensamientos
negativos que te llevan a tener emociones negativas y a actuar en
consecuencia.
L. Ríete un poco todos los
días. La risa
hace que cualquier carga sea más liviana y está comprobado científicamente que
produce grandes beneficios en el cerebro y en el cuerpo.
M. Desarrolla tu fe. Lo opuesto del temor es la fe. Si no lo
hiciste hasta ahora, empieza a creer que las cosas van a mejorar en tu vida y
que todo lo que hagas te saldrá bien. Si tienes expectativa de cosas buenas,
tarde o temprano ellas vendrán a tu vida. Espera siempre lo mejor. No te
conformes con la mediocridad. Fuiste creado para la excelencia.
N. Haz algo nuevo regularmente. Aunque te dé miedo, atrévete a hacer cosas
nuevas. El coraje no es la ausencia de temor, sino la capacidad de actuar a
pesar del temor.
O. Visualízate
como una persona de éxito. Antes de
que algo ocurra en tu vida, primero debes verlo con los ojos de tu mente. La
imaginación te fue dada para visualizarte como el hombre y la mujer que quieres
llegar a ser. Alguien exitoso, seguro de sí mismo, optimista, positivo, feliz.
Un persona que disfruta la vida al máximo y sabe cómo relajarse.
5. Todo comienza en tu
Interior.
Todo comienza en tu interior.
Si tienes paz contigo mismo y con los demás, nada te moverá de tu lugar. El rey
David hacía referencia a las personas que encuentran la paz y decía: “Serás
como un árbol plantado a orillas de las aguas, con gran altura y extensas
ramas”. Este tipo de árboles son los que poseen un tronco fuerte que simboliza
tu estima. Vivir al lado de las aguas significa que, si tienes paz interior,
beberás de lo mejor de la vida y las extensas ramas hacen referencia a la salud
en las relaciones interpersonales. Es necesario ir en busca de la paz, trabajar
para lograrla y mantenerla a toda costa, pase lo que pase a tu alrededor.
Naciste para ser libre, no seas
esclavo de nada ni de nadie. No permitas que la ansiedad llene tu vida.
Concéntrate en las cosas importantes, que son las que multiplican tu energía;
las secundarias la roban.
La felicidad es tu herencia y
tu legado. Nadie te la puede robar. No te la robes tú mismo teniendo emociones
tóxicas. Date permiso para ser feliz. Celebra tu vida. ¡Tú puedes librarte de
la ansiedad!
Extracto del libro “Emociones
Tóxicas”
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