A los que leyeron este concurrido post ya sabrán a qué nos referimos cuando hablamos de mindfulness y awareness, dos términos intercambiables que hacen referencia a “presencia” y “atención” plena de todo aquello que ocurre en nuestra mente.
Como reza la inscripción freudiana que preside este post de lo que se trata es de abolir la mayor parte de nuestro funcionamiento mental que es en realidad automático y de tener presencia en nuestros propios pensamientos, emociones, sensaciones y recuerdos. Disminuir el automatismo es lo mismo que poner Yo donde antes hubo Ello.
Piense usted por un momento en lo que sucede cuando conduce, sus manos están al volante y sus ojos en la carretera, pero su atención se encuentra dispersa entre pensamientos, la radio, conversaciones con otros ocupantes, etc. Es posible afirmar que cuando conducimos lo hacemos de una forma bastante automática fiándolo todo a nuestra confianza y buena suerte anterior, pero se trata de una mala estrategia, para conducir hacen falta los cinco sentidos, hace falta concentración plena o mindfulness.
Piense usted en la cantidad de acciones que realiza durante el dia sin estar allí, sin prestar atención como funcionando en piloto automático.
Sin embargo, no hay que entender que mindfulness significa tener los cinco sentidos en la carretera (o lo que hagamos). Lo más parecido a la atención plena es no estar distraído, pero por otra parte la conciencia no tiene cinco canales, sino seis (el sexto sería el pensamiento) y no existe conciencia que esté desaferentizada de todos sus canales. Y este último es el más importante porque es al mismo tiempo juez y parte: ha de ser parte (sentido) y juez (dar la orden de permanecer quieto).
Las técnicas de mindfullness proceden en realidad de la tradición oriental y recientemente han adquirido importancia para los terapeutas occidentales desencantados por las limitaciones de los procedimientos verbales y sobre todo de aquellos basados en la introspección, la modificación de la conducta, el insight o la narrativa, es decir en las terapias basadas en lo racional.
Se trata de técnicas llamadas de tercera generación que vienen a sustituir a las terapias conductuales de exposición y condicionamiento operante, a las técnicas dinámicas de logro de insight, a las terapias humanistas y a las puramente cognitivo- conductuales. Se trata de técnicas que practican una cierta integración entre todas sus antecesoras y que trabajan con un paradigma bien distinto a ellas: no se trata tanto de limpiar de síntomas al sujeto sino de modificar su experiencia subjetiva y la conciencia que tenemos de ella de tal modo que los síntomas resulten superfluos u obsoletos, estas técnicas incluyen a:
- La DBT (terapia dialéctico comportamental) de Marsha Lyneham.
- Las terapias de reducción del estrés de Kabat- Zinn.
- La terapia de aceptación y compromiso de Hayes, Strosal y Wilson.
- La mindfullnes cognitive therapy de Segal. Williams y Teasdale.
En la siguiente tabla podemos comparar los diferentes paradigmas que envuelven a los modelos clásicos de atención, psiquiátricos, psicológicos y a los de tercera generación -contextuales- que prestan mas atención a las relaciones complejas del entorno que a lo supuestamente intrapsíquico o subjetivo.
En el post anterior me referí a estos problemas contextuales como wicked problems, los problemas que nos traen hoy con más frecuencia nuestros pacientes.
Algunas definiciones de mindfulness.-
- Darse cuenta momento a momento
- Mantener la propia conciencia viva a la realidad presente (Hanh, 1976)
- Un claro y único darse cuenta de lo que nos pasa realmente a nosotros y dentro de nosotros en los sucesivos momentos de la percepción (Nyanaponika Thera, 1972)
- La habilidad de sostener un foco constante, calmado e intenso cuándo uno elige hacerlo. (Klein, 1995)
- Mantener la completa atención de uno a la experiencia momento a momento (Marlatt y Kristeller 1999)
- Prestar atención de una manera particular: a proposito, en el momento presente y sin juicios. (Kabat-Zinn, 1994)
- El cultivo del darse cuenta a traves de un relajada focalización en el surgimiento de cada momento de la experiencia (Varela, Thomson and Rosch, 1992)
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