miércoles, 17 de junio de 2015

Kristin Teff Como Aprender a Cuidar Muy bien de uno mismo y de los demás

Los efectos positivos de la autocompasión y de ser más amables con uno mismo


Ser amable con uno mismo.
¿Te tratas tan bien como tratás a tus amigos y a tu familia? Esta pregunta es el punto de partida para una nueva área de la psicología en franco crecimiento llamada autocompasión: qué tan amables somos con nosotros mismos. Los que fácilmente apoyan y entienden a los demás, en general sacan muy bajos resultados en los tests de autocompasión, regañándose por fallas como el sobrepeso o la falta de actividad física.
Sin embargo, las últimas investigaciones sugieren que aceptar nuestras imperfecciones puede ser el primer paso para lograr una mejor salud. Las personas que tienen altos valores en esta clase de tests sufren menos la depresión y la ansiedad, además de ser más felices y optimistas. La información preliminar sugiere que la autocompasión puede incluso influir en cuánto comemos y ayudarnos a bajar de peso.
Estas ideas parecen ser contrarias a los consejos de muchos médicos y libros de autoayuda que sostienen que la fuerza de voluntad y la disciplina son las claves para una mejor salud. Pero Kristin Neff, pionera en este campo, dice que la autocompasión no se debe confundir con la autoindulgencia o con tener estándares bajos.
“En mis investigaciones encontré que la razón principal por la cual las personas eran poco autocompasivas era el miedo de volverse indulgentes consigo mismas -explica Neff, profesora asociada de desarrollo humano en la Universidad de Texas-. Creen que la autocrítica es la que las mantiene en línea. Nuestra cultura dice que ser duros con nosotros mismos es lo correcto.”
Imagine su reacción frente a un niño con problemas en la escuela o que come demasiada comida chatarra. Muchos padres ofrecerían su apoyo, enseñándole o buscando comida más sana que él disfrute. Pero cuando los adultos se encuentran en una situación similar, trabajando demasiado o comiendo de más y ganando peso, muchos caen en un círculo de autocrítica y negatividad. Eso hace que se sientan incluso menos motivados a cambiar.
“La autocompasión realmente conduce a la motivación -dice Neff-. La razón por la cual no dejarías que tus hijos comieran cinco kilos de helado es porque los quieres. Con la autocompasión, si te quieres a ti mismo, tiendes a hacer lo que es saludable para ti más que lo que es dañino.”
Neff desarrolló una escala de autocompasión: son 26 frases para determinar cuán seguido la gente es amable consigo misma y si reconocen que los vaivenes son simplemente parte de la vida. Para quienes sacan bajo puntaje en la escala, Neff propone una serie de ejercicios: escribir una carta de apoyo a uno mismo, como para un amigo que preocupara; hacer una lista con los mejores y peores rasgos, pensando en cuáles podrían ser los pasos por seguir para ayudar a sentirse mejor acerca de uno mismo.
Con efectos positivos demostrados.
Puede que usted no lo crea, pero la ciencia respalda los beneficios de la autocompasión. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Wake Forest mostró que incluso mínimos cambios en la autocompasión pueden influir en los hábitos alimenticios. Como parte del estudio, a 84 estudiantes universitarias se les pidió que formaran parte de lo que ellas creían que iba a ser un experimento de degustación. Al comienzo, se les pidió que comieran rosquillas.
Un grupo recibía, además, una clase de autocompasión junto con la comida. “Espero que no sean demasiado duras consigo mismas -explicaba el instructor-. Todos las participantes comen esta comida; entonces, no existe ninguna razón por la que se tengan que sentir mal.”
Más adelante, se les pidió a las mujeres que comieran caramelos. Los investigadores encontraron que las que seguían dietas habitualmente o tenían sentimientos de culpa acerca de ciertas comidas comían menos después de escuchar la aseveración del instructor. Las que no escucharon ese mensaje comían más.
La hipótesis es que las mujeres que se sentían mal acerca de comer rosquillas terminaban comiendo de manera emocional. Las demás, que se daban el permiso para disfrutar de los dulces, no comían de más.
“La autocompasión es el ingrediente faltante en toda dieta y plan para bajar de peso -opina Jean Fain, psicoterapeuta y profesora asociada de la Escuela Médica de Harvard-. La mayoría de los planes están creados alrededor de la disciplina, la privación y el descuido.”
Kristin Neff explica que el campo todavía es muy nuevo y que recién están comenzando a realizar estudios controlados para determinar si el hecho de enseñar autocompasión lleva a bajar el estrés, la depresión y la ansiedad, y además trae más felicidad y satisfacción.
“El problema es que es muy difícil desaprender hábitos de toda una vida -dice-. Las personas tienen que desarrollar activa y conscientemente el hábito de la autocompasión.”

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