viernes, 2 de enero de 2015

La Lista de Propósitos del 2015 Motivado y La Voluntad


PSICOLOGÍA Recomendaciones

Cómo cumplir los buenos propósitos de año nuevo

  • Definir los objetivos de forma concreta y marcarse metas realistas, clave

  • También es importante aprender a tolerar la frustración, destacan los psicólogos

Uno de los propósitos más frecuentes es empezar a hacer ejercicio.
Uno de los propósitos más frecuentes es empezar a hacer ejercicio. SERGIO GONZÁLEZ VALERO
La lista de propósitos para el año nuevo se hace interminable, más larga si cabe que la del año anterior. La experiencia ha demostrado que lo mejor para cumplir los nuevos retos es que sean lo más realistas y alcanzables posibles. Sin embargo, pese a nuestra buena voluntad, la mayoría suelen quedarse a mitad de camino y algunos sólo en el intento. Si quieres alcanzar tus sueños no vale con cerrar los ojos y desearlos muy fuerte. Además de las ganas, es necesario desarrollar algunos comportamientos y sobre todo, ciertas actitudes. ¿Estás listo para cumplir tu lista de propósitos de 2015?
Lo primero que debemos hacer es delimitar bien nuestro objetivo. Y por supuesto que sea lo más real posible. "El tener las expectativas demasiado altas sólo puede generarnos frustración", asegura a EL MUNDO María Bustamante, psicóloga educativa del centro de psicología Centta de Madrid. Una vez tengamos claro el objetivo, es importante planificar la manera de llevarlo a cabo. Para esto, "es fundamental ser honestos con nosotros mismos, ya que sólo se llevará a cabo aquello de lo que realmente estemos convencidos y tengamos capacidad para hacerlo", indica esta especialista.
Definir los retos de la forma más concreta y acotada posible e incluirlos en nuestra agenda es la clave para Alicia López de Fez, psicóloga y directora del centro de psicología que lleva su nombre en Valencia. Por ejemplo, de nada vale apuntar en la agenda: "Hacer más deporte". Lo ideal y lo recomendable sería anotar: "Ir al gimnasio tres días a la semana (lunes, miércoles y viernes), una hora y 30 minutos al día, incluida la ducha, de 19:00 a 20:30". Parece sencillo y obvio, comenta la experta, pero son muchos los que se quedan en objetivos generales, sin acotar, y estos objetivos están de partida, condenados al fracaso.
Es importante tener en cuenta que los objetivos pueden ir moldeándose a lo largo de los meses, en base a nuestras otras obligaciones y/o necesidades. Por ello, es crucial "tener la mente abierta y estar abiertos a cambiarlos", apunta López de Fez. Esto es, si por ejemplo, en lugar de tres días realmente sólo podemos ir dos al gimnasio, no pasa nada, no estaremos fracasando. Simplemente, estamos adaptando nuestro plan a nuestra agenda o compromisos.
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Los propósitos más frecuentes año tras año, según los expertos, son ir al gimnasio, mejorar la alimentación, viajar, estar más tiempo con los nuestros, hacer más caso a los hijos, dejar de fumar o aprender cosas nuevas como por ejemplo algún idioma. En realidad, no se trata sólo de rellenar la agenda y de querer hacer cosas nuevas, sino simplemente de querer ser felices. Pero la felicidad es algo único y subjetivo para cada uno, y hay que tener claro que no es más feliz quien consigue alcanzar sus metas pues "la felicidad se trata de una elección de actitud ante los acontecimientos que nos toca vivir y no una reacción ante los logros", expone Bustamante.
Algunas variables comunes a la felicidad son bienestar psicológico, la capacidad de sentir gratitud, la sensibilidad, el servicio a los que nos rodean, y por supuesto la honestidad con uno mismo y con lo que nos toca vivir. Por ello, "aceptando lo que tenemos nos permite saber dónde estamos y de ahí podemos plantear dónde queremos dar el siguiente paso", añade.

Clave: tolerar la frustración

"La mayoría, ya de pequeños, deseamos lo que no tenemos o bien tenemos lo que desde ese instante ya no deseamos", escribió el filósofo francés, André Comte-Sponville, en su libro 'La felicidad, desesperadamente'. Y es que una de las cosas que debemos aprender desde pequeños es a tolerar los fracasos. A aceptarlos como propios, como algo normal de la vida. Los expertos en la mente humana lo llaman: tolerancia a la frustración. En otras palabras: "La tolerancia a la frustración es la capacidad que tenemos para responder con autodominio a la diferencia que existe entre la realidad y las expectativas que nos habíamos hecho", explica López de Fez.
Muchas personas tienen baja tolerancia a la frustración y no saben recomponerse al ver sus planes no cumplidos. Las personas a las que les ocurre esto, indica Bustamante, no tienen capacidad para aceptar dificultades, contratiempos, molestias o retrasos en la satisfacción de los deseos, generándoles un gran sufrimiento con sentimientos de ansiedad, tristeza, agitación, resentimiento, humillación y enfado. Suelen además, victimizarse y culpar a agentes externos de lo que les pasa.
Por el contrario, tener y saber tolerar la frustración es una gran cualidad que te permite afrontar la vida con otros 'ojos'. "Protege a la persona del ritmo desenfrenado que nos rodea, ayudándonos a mantener la calma en momentos delicados, permitiendo usar nuestra capacidad creativa para buscar diferentes maneras de solucionar los desafíos de la vida, teniendo la convicción de que hay alternativas a la inmediatez", afirma esta especialista.
Este concepto cobra especial importancia en nuestra sociedad, en nuestra 'propia actualidad' del mundo en que vivimos: la era de la inmediatez (con una simple 'click' tenemos todo un mundo de posibilidades a nuestro alcance) y la era del hedonismo (si algo no nos gusta, lo cambiamos). Incluso en las relaciones más personales, o sentimentales. Walter Riso, Doctor en Psicología y autor de 'Enamorados o esclavizados. Manifiesto de liberación afectiva', afirmaba a este periódico que las personas, en muchas ocasiones, seguimos teniendo en el plano afectivo, una baja tolerancia a la frustración, tenemos miedo a perder. Por ello, superar y a aceptar los fracasos es algo crucial para el devenir de la vida.
Saber diferir las gratificaciones, concluye Bustamante, ha demostrado ser algo crucial, pues enseña que para conseguir ciertos éxitos hay que saber esperar y trabajar por ellos.

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