lunes, 29 de agosto de 2016

LA CLAVE ESTÁ EN LA DOPAMINA

LA CLAVE ESTÁ EN LA DOPAMINA

Este neurotransmisor regula la motivación, la recompensa, la atención, el aprendizaje o la cognición en multitud de animales (tanto vertebrados como invertebrados) porlo que nos alienta a explorar, investigar, interesarnos y sentir curiosidad.
La dopamina está presente en todo lo que hacemos, ya que constantemente queremos dar sentido a lo que vamos encontrando y encontrar conexiones significativas en el ambiente.
"Esta molécula mantiene al humano en un estado constante de expectación y alerta", explicó Panksepp al diario Huffington Post, "desde un cocainómano buscando una dosis hasta cualquier persona yendo a por el café en su cocina cuando se levanta, pasando por un adicto a internet tecleando cientos de búsquedas en Google. Es decir, cuando encontremos algo que nos haga felices, la dopamina provocará inconformismo y tendremos que marcarnos nuevos desafíos".

lunes, 15 de agosto de 2016

Buscar La Felicidad Hacer y Actitud

No estamos programados para ser felices, sino para buscar constantemente la felicidad. Hasta tenemos un neurotransmisor que nos impulsa a ello. La dopamina, que nace en una de las partes más primitivas del cerebro y, a través del sistema de recompensa, fluye hasta el lóbulo frontal, una estructura más evolucionada que nos permite dirigir nuestra conducta hacia un fin.
Esta región del cerebro humano, la más lenta en madurar y la primera en deteriorarse en la vejez, es una especie de máquina del tiempo que nos hace posible rememorar el pasado y vivir el futuro antes de que suceda. A modo de simulador nos ayuda a anticipar sucesos. Y en esa anticipación reside precisamente gran parte de nuestra felicidad... o desdicha.
El problema es que «nuestro cerebro nos da en muchas ocasiones datos erróneos de lo que nos hará o no felices. Cometemos el error de pensar que lo bueno será muy bueno y lo malo, muy malo», como explicaba a un reducido grupo de periodistas el psicólogo Dan Gilbert, experto en felicidad. Avalado por sus publicaciones en revistas del prestigio de «Science», su best seller «Tropezar con la felicidad» y una de sus charlas en TED, con más de 12 millones de visitas, este psicólogo de Harvard impartió por primera vez una conferencia en España, en Caixaforum, invitado por la Obra Social «La Caixa».
Quince días antes, las entradas ya estaban agotadas. Unos iban por curiosidad, «para saber si la felicidad existe o no», explicaba una joven. Otros, por ver si podrían por fin alcanzarla: «Me lleva esquivando toda la vida», decía otra de las asistentes, ya entrada en años, mientras su acompañante le aseguraba que «a la felicidad hay que hacerla funcionar de manera activa». Los había también más pragmáticos: «Si te da una receta por los cuatro euros que cuesta la entrada...» Aunque la mayoría acudió intrigada por el título: «La Felicidad: lo que tu madre no te contó».
Gilbert no se muestra partidario de las recetas: «Mucha gente dice saber lo que hay que hacer para ser feliz y generalmente se equivocan. Hay que ser muy escéptico y cuestionar los consejos para encontrar la felicidad». Él prefiere basarse en datos científicos. Son las estadísticas las que tienen la clave de lo que hace feliz a la mayoría de las personas. Y también las que desmienten en parte lo que las madres suelen aconsejar a sus hijos como receta: encontrar un buen trabajo que dé para vivir bien, casarse y tener hijos. Y es que, dice Gilbert, las madres son muy sabias, pero también se equivocan.

Casarse

Así que, estadística en mano, pasó revista a estos tres consejos. Laspersonas casadas son más felices que las solteras o que las parejas de hecho, en eso las madres no se equivocan. Y también viven más. El matrimonio es una buena inversión en todas las culturas, sobre todo para los hombres, resalta Gilbert.
Aunque divorciarse cuando las cosas no van bien también aumenta la felicidad, en especial la de los hombres, que se sienten mejor de inmediato. Las mujeres tardan de media un par de años en volver a ser felices. Los números reflejan que los hijos suponen una exigencia que disminuye la felicidad, en especial de las madres, mientras son pequeños. El pico de infelicidad parental se sitúa entre los 45 y 55 años, cuando la carga de obligaciones es máxima. «El síndrome del nido vacío es un invento. Cuando los hijos se van de casa, la felicidad de los padres aumenta», indica.

Ayudar a los demás

En cuanto al dinero, aumenta la felicidad en gran medida cuando los ingresos anuales se incrementan hasta 60.000 euros. Por encima de esta cantidad, el dinero ya no está tan relacionado con el nivel de felicidad. Aunque puede aumentar si lo utilizamos en agasajar a los demás. De lo que se deduce que con la crisis actual, la lotería haría sentirse más felices a un buen número de personas. Sin embargo, dejar de trabajar, como sugiere un conocido anuncio, no sería buena idea. Según explica Gilbert, descansar es una de las cosas que menos felices nos hacen, puntuando igual de bajo que trabajar. Sí nos hace sentir mejor practicar actividades placenteras. A la cabeza, el sexo, seguido del ejercicio físico.
Y es que, señala este psicólogo, «la felicidad no se alcanza haciendo cosas exóticas, sino con recetas sencillas, como pasar más tiempo con la familia y los amigos. Somos los animales más sociales del planeta y por eso quienes dedican más tiempo a las relaciones sociales y tienen más amigos son más felices», explica Gilbert.

Superar las dificultades

Gran parte de nuestra infelicidad surge de nuestro interior. Y cita a Shakespeare: «No hay nada bueno ni malo, es el pensamiento humano el que lo hace parecer así». Y es que nuestra especie tiene una estructura evolutivamente reciente, la corteza prefrontal, que funciona como «un simulador que nos permite imaginar y anticipar cómo serán nuestras experiencias antes de vivirlas. Es algo parecido al simulador de vuelodonde se entrenan los pilotos».
Planificar acciones y tomar decisiones en virtud de experiencias simuladas mentalmente es, a priori, una gran ventaja. Sin embargo, puede convertirse también en la principal causa de que nuestra búsqueda de la felicidad sea errónea: «Esta parte del cerebro suele calcular bastante mal el grado de felicidad o de infelicidad que nos causarán las experiencias futuras. Somos muy malos predictores de la felicidad», resalta.
Acompaña su explicación con ejemplos de personas muy conocidas en Estados Unidos que dicen sentirse felices pese a circunstancias muy adversas. Como Moreese Bickham, un hombre afroamericano que pasó 37 años encarcelado de forma injusta, parte ellos en el corredor de la muerte totalmente aislado. Su caso fue revisado y gracias a la presión popular fue puesto en libertad a los 79 años. Al salir dijo a los periodistas no lamentar ni un minuto del tiempo pasado entre rejas, que calificó de «experiencia gloriosa».«No hay duda de que la forma de pensar sobre lo que nos ocurre es determinante para alcanzar la felicidad», aclara Gilbert.
Es cierto que no podemos cambiar lo ocurrido, pero sí lo que pensamos sobre ello. En caso contrario la «disonancia cognitiva» nos hará sentir infelices. Aunque el término suene raro, el concepto es tan antiguo que Esopo lo recogió en una de sus fábulas: la de la zorra y las uvas. Muy sabiamente, la raposa, al ver que no tenía forma de cogerlas de la parra, decidió que no merecían la pena porque no estaban maduras. Este cambio de perspectiva es natural para algunos, a otros les cuesta más. «La habilidad de cambiar la forma de pensar es la piedra angular de la psicoterapia», advierte Gilbert.
Pese a todo, nuestra capacidad para recuperarnos de las peores adversidades es asombrosa. El secreto está en nuestro «sistema inmune psicológico», que nos permite superar las adversidades, de la misma forma que el sistema inmune «físico» se enfrenta a las infecciones. «Un 75 por ciento de las personas se recuperan de los peores traumas y vuelven a ser felices al cabo de dos años. Infravaloramos nuestra capacidad de resiliencia».
Tener una mente abierta es fundamental. Las experiencias nuevas ejercitan el cerebro y nos hacen felices. A veces es tan sencillo como planificar un viaje, una de las cosas que más placer nos produce. Y es que la felicidad, como adelantaba una de las asistentes a la conferencia, se trabaja día a día. «Intentar ser más feliz es como bajar de peso. Consiste en comer menos y hacer más ejercicio. No hay dietas milagro. Con la felicidad pasa lo mismo.Hay unas pocas cosas que se pueden hacer a diario y el nivel medio de felicidad irá subiendo», asegura.
Toda la actualidad 

domingo, 7 de agosto de 2016

MEJORA tu Actitud

La clave es una gran actitud para cualquier cosa !!!
Sin actitud no hay logros y no hay felicidad
La actitud se aprende !!!!
El vaso medio vacío, medio lleno. En los problemas hay desventura u oportunidades… todo depende de cómo se mira. Y ese punto de vista depende de la actitud.
Estamos en el último mes del año. Que no te agarre el nuevo con una mala actitud.
  1. Despiértate temprano.Lo más temprano que puedas sin que te sientas como zombie. Ayuda tanto a mejorar el ánimo y el punto de vista sobre el día.

    2. Date un buen baño
    . Reparador.

    3. Come un poco de chocolate.
    No toda la bolsa de 500g. Está probado que el chocolate mejora el ánimo y sube las endorfinas.
  2. Termina algo que tenías pendiente. La sensación que provoca cerrar un ciclo, por pequeño que sea, es duradera y nos ayuda a mejorar nuestra actitud ante todos los pendientes que tenemos que hacer.
  3. Imagina.Date unos minutos e imagina como sería tu vida si no tuvieras lo que tienes. Como sería tu situación si no tuvieras trabajo, o si siguieras en ese trabajo que te hacía tan infeliz. Imagina como sería tu vida con una enfermedad crónica como la diabetes. Ahora, imagina como sería tu vida si hicieras todo eso que dices que te gusta y que quieres hacer. El ejercicio de imaginar normalmente nos regala un poco de perspectiva y un mucho de motivación.
  4. Date permiso.Si eres de los que todo tiene que estar perfecto y que no puede soltar ni un minuto porque que tal que se cae el mundo, por favor, date permiso de descansar un momento. Date permiso de comer ese merengue por el que has estado babeando. Date permiso de probar hacer algo en lo que a lo mejor la riegas. Date permiso de equivocarte.
  5. Deja las listas de tarea por unos días.Si, yo sé que es difícil. Ando en ese ejercicio. Pero ha resultado (las pocas veces que lo he logrado) porque las tareas importantes están en el corazón. Solo unos días.
  6. Escribe.No importa si no eres escritor o si no te interesa. Escribe un poco de lo que sientes y de lo que te gustaría hacer. Escribe sobre tus logros y sobre tus buenos momentos. No tiene que ser largo. Unos 15 minutos y luego regresa a tus cosas. Muy liberador y revelador.

    9. Se agradecido.
    En la película el secreto, alguien platicó que tomaba una piedra de río y la guardaba en la bolsa del pantalón. Cada vez que metía su mano, tocaba la piedra y le recordaba el agradecer. Les confieso que tomé esa idea. Tengo una piedra que me dio mi padre y aunque no la cargo todo el tiempo, procuro agradecer constantemente todo lo que tengo y lo que no que me motiva.
  7. Medita.Seguro ya lo has oído antes. Meditar hace bien, blah blah. Pues resulta que sí. Siéntate cómodo (no hace falta que seas un experto en meditación ni que tengas atuendos y gadgets especiales), cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Exhalas, Inhalas. Cinco minutos al día empiezan a hacer cambios.
  8. Encuentra algo que te gusta frente al espejo.Particularmente las mujeres, pero también los hombres, somos re buenos para detectar y recitar de memoria lo que no nos gusta de nuestro cuerpo. Quítate la ropa y busca (no me importa que “te cueste trabajo”) partes de las que te sientas orgulloso. Puede ser el bíceps, tu cuello, tu pelo, tu espalda o tus pantorrillas. Busca y guarda ese pensamiento (y la emoción que conlleva) todo el tiempo que puedas.

    9 Duerme bien.
    Nada pone más “cranky” (malhumorado) a una persona que no dormir. Busca las fallas en tu sueño, trata de robarte una siesta. Usa un día del fin de semana, lo que puedas pero duerme bien aunque no sea todos los días

MEJORA tu Actitud

La clave es una gran actitud para cualquier cosa !!!
Sin actitud no hay logros y no hay felicidad
La actitud se aprende !!!!
El vaso medio vacío, medio lleno. En los problemas hay desventura u oportunidades… todo depende de cómo se mira. Y ese punto de vista depende de la actitud.
Estamos en el último mes del año. Que no te agarre el nuevo con una mala actitud.
  1. Despiértate temprano.Lo más temprano que puedas sin que te sientas como zombie. Ayuda tanto a mejorar el ánimo y el punto de vista sobre el día.

    2. Date un buen baño
    . Reparador.

    3. Come un poco de chocolate.
    No toda la bolsa de 500g. Está probado que el chocolate mejora el ánimo y sube las endorfinas.
  2. Termina algo que tenías pendiente. La sensación que provoca cerrar un ciclo, por pequeño que sea, es duradera y nos ayuda a mejorar nuestra actitud ante todos los pendientes que tenemos que hacer.
  3. Imagina.Date unos minutos e imagina como sería tu vida si no tuvieras lo que tienes. Como sería tu situación si no tuvieras trabajo, o si siguieras en ese trabajo que te hacía tan infeliz. Imagina como sería tu vida con una enfermedad crónica como la diabetes. Ahora, imagina como sería tu vida si hicieras todo eso que dices que te gusta y que quieres hacer. El ejercicio de imaginar normalmente nos regala un poco de perspectiva y un mucho de motivación.
  4. Date permiso.Si eres de los que todo tiene que estar perfecto y que no puede soltar ni un minuto porque que tal que se cae el mundo, por favor, date permiso de descansar un momento. Date permiso de comer ese merengue por el que has estado babeando. Date permiso de probar hacer algo en lo que a lo mejor la riegas. Date permiso de equivocarte.
  5. Deja las listas de tarea por unos días.Si, yo sé que es difícil. Ando en ese ejercicio. Pero ha resultado (las pocas veces que lo he logrado) porque las tareas importantes están en el corazón. Solo unos días.
  6. Escribe.No importa si no eres escritor o si no te interesa. Escribe un poco de lo que sientes y de lo que te gustaría hacer. Escribe sobre tus logros y sobre tus buenos momentos. No tiene que ser largo. Unos 15 minutos y luego regresa a tus cosas. Muy liberador y revelador.

    9. Se agradecido.
    En la película el secreto, alguien platicó que tomaba una piedra de río y la guardaba en la bolsa del pantalón. Cada vez que metía su mano, tocaba la piedra y le recordaba el agradecer. Les confieso que tomé esa idea. Tengo una piedra que me dio mi padre y aunque no la cargo todo el tiempo, procuro agradecer constantemente todo lo que tengo y lo que no que me motiva.
  7. Medita.Seguro ya lo has oído antes. Meditar hace bien, blah blah. Pues resulta que sí. Siéntate cómodo (no hace falta que seas un experto en meditación ni que tengas atuendos y gadgets especiales), cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Exhalas, Inhalas. Cinco minutos al día empiezan a hacer cambios.
  8. Encuentra algo que te gusta frente al espejo.Particularmente las mujeres, pero también los hombres, somos re buenos para detectar y recitar de memoria lo que no nos gusta de nuestro cuerpo. Quítate la ropa y busca (no me importa que “te cueste trabajo”) partes de las que te sientas orgulloso. Puede ser el bíceps, tu cuello, tu pelo, tu espalda o tus pantorrillas. Busca y guarda ese pensamiento (y la emoción que conlleva) todo el tiempo que puedas.

    12. Duerme bien.
    Nada pone más “cranky” (malhumorado) a una persona que no dormir. Busca las fallas en tu sueño, trata de robarte una siesta. Usa un día del fin de semana, lo que puedas pero duerme bien aunque no sea todos los días
  9. 13. Sonríe.Aún cuando no te sientas feliz, ha sido científicamente probado que sonreír mejora tu humor y reduce el estrés. Entonces, si estás teniendo un mal día, fruncir tu ceño podría empeorar tu humor. 
  10. 14. Reparte amor.
  11. ¿Alguno de tus colegas ha hecho su trabajo muy bien? ¡Dícelo! Repartir buenas vibras tendrá un gran impacto en su autoestima, ayudándote a ti en el proceso. Y, quién sabe, tal vez ellos te regresen el favor…
    3. Evita a los quejumbrosos.¿Ubicas a esas personas en tu oficina que de lo único que quieren hablar es de lo malo que es todo y parece que te succionaran la vida? Son vampiros de energía. Si los puedes evitar, hazlo; pero si no puedes, intenta cambiar su energía negativa, añadiendo un poco de optimismo. Podrías acabar mejorando su actitud en el proceso.
    4. Modifica tu lenguaje.No digas "problema", di "reto" y NUNCA menciones las palabras "No Puedo". El lenguaje negativo automáticamente te programa para resultados malos, mejor encuentra soluciones en lugar de problemas para ganar puntos de actitud.
    5. Sigue adelante y diviértete.Un poco de risas en la oficina hacen maravillas para disipar el estrés de las tareas diarias. Tomarte un tiempo de descanso entre tu ocupada agenda de trabajo, hace que tu día sea más rápido y mejora tus relaciones laborales. ¿No es increíble llegar a casa de la oficina y recordar una conversación realmente divertida que tuviste con una compañera en lugar de una aburrida junta?
    6. Arréglate.Poner un poco de esfuerzo extra en tu apariencia todos los días, te ayudará a proyectar seguridad en ti misma, haciéndote más propensa a tener una feliz y fresca actitud.
    7. Adorna tus confrontaciones.Si realmente tienes que mostrar tu desacuerdo sobre algo, elige las palabras correctas para hacer que el debate se sienta como una conversación y no como un conflicto. Usar palabras como "siento que hay una mejor manera de solucionar…" en lugar de "esa idea no va a funcionar", pueden hacer que tus opiniones se escuchen menos dogmáticas y serán tomadas en cuenta.
    8. Prueba con actividades que te hagan feliz.Desde aprender a meditar hasta hacer una playlist divertida, hay muchas maneras de activar tu actitud positiva en cada área de tu vida, lo que te traerá muchas recompensas en tu trabajo.
    9. ¿Quieres renunciar? ¡Está bien!Piensa en el trabajo que quieres y utiliza tu tiempo en tu trabajo actual para adquirir experiencia que te servirá en un futuro. En vez de embarcarte en una ruta de negatividad, aprende nuevas habilidades, pide más responsabilidades o busca que te promuevan. Ayudará a enriquecer tu CV y te dará más oportunidades en otros lugares.
    10. Recuerda: es sólo un trabajo.Si sientes que te llevas el drama de la oficina a casa  y está afectando tu vida personal, necesitas detenerte. Si llevas toda esa energía negativa contigo, dejarás que las malas energías ganen. ¡No lo permitas!

Vinculo Saludables

 posibilidad de una vinculación singular y social con predominio saludable es una construcción psicosocial, la que a su vez es atravesada por lo económico, político, cultural y en los distintos ámbitos vitales, que comienza por los grupos familiares, en otras instituciones públicas y privadas de la organización social, y en (y con) lo ambiental. La historia de una sociedad, su cultura, injusticias, asimetrías, proyectos o ausencia de ellos también se expresa en su modalidad vincular dominante.
La falta de proyectos y de sentidos por la vida o su pérdida generan o constituyen factores centrales en la violencia vincular en todos los niveles sociales, tanto institucionales como en lo individual. Mientras que, contrariamente, la posibilidad de construir proyectos singulares y sociales basados en la solidaridad, en el reconocimiento de la necesidad del otro para constituirse en sujetos y en su respeto como a sí mismo, brindan soporte vincular, confianza, lealtad: nutrición vincular.
La aptitud para ejercer vínculos saludables requiere de experiencias y vivencias tempranas, en los primeros años de vida de cada sujeto, de vínculos psicoemocionales predominantemente amparantes y tierno-amorosos de quienes ejercen las funciones parentales. Ello genera protección, amparo, crecimiento saludable, la posibilidad del límite y del reconocimiento del otro en sus necesidades, deseos, derechos y subjetividad, lo que brinda los pilares de una vida ética y digna. Mientras que el predominio de lo odioso y violento arrasa y desconoce al otro, lo desubjetiviza.
El crecimiento saludable de cada niño, niña y adolescente, es una necesidad de toda la sociedad, no sólo de sí mismos, de sus padres y/o familiares. Ello requiere de una nutrición estructural, esto es: alimentos sanos, afectos tiernos, miradas, palabras, cuidados, vínculos, símbolos y proyectos. El propósito es instalar la educación y la cultura del cuidado del otro y el propio, de modo que posibilite su internalización como modalidad vincular básica, para una vida saludable y para la solidaridad intergeneracional.
La construcción de vinculaciones saludables, que permitan reconocer y aceptar la autonomía del otro, requiere del reconocimiento de éste como tal, la aceptación crítica de su diferencia, la interiorización del límite y la renuncia a buena parte del propio narcisismo. Lo saludable no es la pasividad, la adaptación acrítica y descomprometida, sino todo lo contrario. Se trata de permitir el disenso, como la discusión y el conflicto, como valores, sin temor a la pérdida del otro significativo, ni al desamor, al rechazo o al abandono. El predominio de lo amoroso respeta autonomías y es liberador, mientras que lo violento genera ataduras, dependencia enferma, criterio “único”.
La vinculación saludable aumenta la capacidad para enfrentar crisis y situaciones adversas, elaborarlas, transformar las condiciones que la generaron, desarrollar zonas de negociación vincular, alianzas, amparo y solidaridad, disminuir el narcisismo y la proyección de lo negativo propio en terceros.
Es clave desarrollar, durante el crecimiento de los sujetos y desde temprana edad –en la familia, en la escuela y en las distintas instituciones y vínculos de los que participan– formas alternativas de resolución de conflictos que eviten el dominio, el control, el sometimiento del otro y la supuesta solución de diferendos mediante la fuerza o basados en las relaciones de poder dominantes.
Es central promover el predominio de vínculos saludables, basados en la solidaridad y la ética, los que trascienden el bien común entre humanos, incluyendo la relación con lo eco-ambiental, lo que posibilita la supervivencia y el sostenimiento de un proyecto de vida digno y saludable a nivel estructural.
La vinculación saludable posibilita y requiere de la participación creativa de los ciudadanos y ciudadanas para constituirse como tales, tanto en el reconocimiento y defensa de sus intereses y derechos –a nivel político, cultural, económico y social–, como en lo técnico-científico, para producir y transformar la realidad, mejorar sus condiciones de vida y el logro de su inclusión estructural.
Por tanto, los vínculos saludables lo son si prevalece un modelo de vinculación social basado en la justicia social, en la equidad en la distribución de bienes materiales y simbólicos, en la democracia real, participativa y popular.
La salud de una sociedad requiere de la construcción y sostén de referentes éticos, sociales y políticos surgidos de ella, en la defensa de sus ideales, necesidades, intereses; desde la solidaridad y entrega por el conjunto social en la defensa de sus derechos como de sus mitos de origen. La promoción de vínculos saludables o el desarrollo de tareas preventivas, asistenciales, de rehabilitación o transformación del modelo violento de vinculación, requiere de intervenciones y trabajos intersectoriales, interdisciplinarios y con un fuerte compromiso participativo a nivel comunitario. Y precisa de la solidaridad transformadora intra e intergéneros y de la superación de las inequidades y desigualdades en derechos y oportunidades surgidas desde el modelo patriarcal –persistente– en contra de la mujer y de lo asociable o percibido como femenino.
Finalmente, los vínculos saludables requieren reflexiones críticas sobre la necesidad de límites al consumismo de objetos, la centralidad del mercado, de los medios de comunicación o de las redes sociales virtuales como constructores de identidad y de realidad; y sobre la presión de inclusión/exclusión socio-económica y cultural surgidas desde allí, que sustituyen los vínculos significativos y los afectos, los encuentros, la palabra llena, la escucha, los efectos de presencia real del otro.
El autor
Licenciado en Psicología. Coordinador y supervisor clínico del Programa de Atención Interdisciplinaria para Víctimas de Delitos contra la Integridad Sexual del Consejo Provincial de la Mujer.

sábado, 30 de julio de 2016

Sembrar Inteligencia Emocional

El prestigioso psicólogo y divulgador de la inteligencia emocional Daniel Goleman afirma que "el cociente intelectual sólo predice entre el 4 y el 10 por ciento del éxito profesional, mientras que el 80-90 por ciento dependen más de habilidades relacionadas con la inteligencia emocional". Educar las emociones es esencial cuando se pretende formar integralmente a la persona.
Emociones como la alegría, la calma o la confianza potencian el aprendizaje de las personas frente al miedo, la frustración, el enfado o la apatía. 

La inteligencia emocional también se educa

Podríamos decir que una persona es emocionalmente inteligente cuando es capaz de:
-   Reconocer y entender sus emociones  (Conciencia emocional)
-   Gestionarlas sin estallar o bloquearse (Regulación emocional)
-   Confiar en sus capacidades, marcarse objetivos, tomar decisiones responsables y automotivarse  (Autonomía emocional)
-   Entender las emociones de los demás, "conectar" y mantener relaciones positivas (no dañinas) (Habilidades sociales)
-   Priorizar, saber disfrutar de las cosas valiosas y aprender de los errores ("saber vivir")
 
Es en la infancia cuando se conforman nuestros patrones de respuesta (automáticos) ante nuestras  emociones, que se mantendrán de forma inconsciente durante la etapa adulta. Es, pues, una gran oportunidad para aprender a expresar y regular de forma saludable el enfado, el miedo, la tristeza, y para aprender a resolver conflictos, entre otros. Además, son muchas las investigaciones que demuestran los beneficios de desarrollar las habilidades de inteligencia emocional en el ámbito escolar y a través del juego: mejoran los resultados académicos (hasta un 11% superiores), la convivencia en las aulas y previenen la aparición de futuros casos de conductas auto-destructivas (alcohol, drogas...).

Ideas prácticas para gestionar las emociones

Nuestros hijos no nacen sabiendo gestionar sus emociones, los padres debemos enseñarles. Es más, hasta los 6 años, el cerebro de un niño no está completamente desarrollado como para poder regular sus emociones, por lo que es normal que las emociones les desborden. Para poder ayudar a nuestros hijos a canalizar sus sentimientos (frustración, tristeza, enfado, miedo...) o resolver problemas, es necesario:
-   Reconocer y gestionar mis propias emociones como padres: ¿cómo me siento ante sus emociones y comportamientos?
-   Ayudarle a calmarse, desde mi calma, poniéndonos a su altura, mirándole a los ojos y buscando el contacto físico, sin tratar de reprimir su emoción.
-   Ayudarle a poner nombre a sus emociones: "Qué te pasa cariño,  estás enfadado/triste o tienes miedo? ¿Qué te molesta/ preocupa/ da miedo*? ¿Qué ha ocurrido?"
-   Escucharle  mirándole a los ojos, asintiendo, utilizando expresiones cortas: "ya veo, vaya..."
-   Demostrarle que entendemos su emoción, ampliarle la perspectiva ayudándole a ver la situación desde otros puntos de vista y ofrecerle nuestra ayuda: "Entiendo que te sientas enfadado..., sabes lo que pasa, que...., quieres que te ayude a sentirte mejor... ?"
-   Si acepta el ofrecimiento, podemos ayudarle a través de preguntas para:
     - entender sus necesidades,  "¿qué quieres? ¿Qué necesitas? ¿cómo quieres sentirte?"
     - pensar en alternativas para sentirse mejor y valorar sus consecuencias. "¿Qué puedes hacer...?"¿qué pasaría si lo hicieras? Podemos darle pistas: "¿Qué te parece si hacemos*?"
     - Si no acepta el ofrecimiento, podemos decirle que cuando quiera que le ayudemos estaremos ahí para él y que recuerde que siempre puede hacer algo para sentirse mejor.

15 trucos para caer bien a los demás

15 trucos para caer bien y hacer que una relación de amistad funcione

1.   CONVERSACIONES. Aprender a iniciar o mantener con soltura una conversación circunstancial, para no ser de esos que, a las dos palabras, tienen que despedirse con cualquier pretexto, porque apenas tienen conversación y no saben qué más decir.
2.   IMAGEN PERSONAL. Dedicar atención y tiempo al aseo y al cuidado personal. La buena imagen corporal refuerza la seguridad y abre las puertas a la aceptación de los demás.
3.   SONREÍR con frecuencia, con expresiones y gestos que manifiesten que sintonizamos con la gente, lo que no significa necesariamente estar de acuerdo. Es compartir un tono vital alegre y positivo.
4.   PREGUNTAR DE MODO SUAVE. Pueden ser cuestiones generales ("¿cómo crees que le gusta al profesor que se entreguen los trabajos escritos?") o personales ("¿a qué deporte te has apuntado?"). Como la mayoría de los adolescentes se creen muy interesantes, aprecian que otros les pregunten sobre sí mismos.
5.   HACER CUMPLIDOS. Si alguien dice algo brillante, lleva un vestido bonito o hace un buen papel, hay que decírselo. A todo el mundo le gusta tener alrededor a aquellos que reconocen sus cualidades.
6.   NO SER CARGANTES. no abrumar a los demás con lo que padecemos o nos preocupa. Compartir problemas no significa endosárselos a los demás. Darse cuenta de que el interlocutor lleva tiempo emitiendo discretas señales de su deseo de cambiar de tema, o de terminar laconversación.
7.   NO INVADIR EL ESPACIO PERSONAL de los demás (no acercarse físicamente demasiado al hablar; no entrar en temas o lugares que requieren andarse con mucha más prudencia y respeto; evitar preguntas molestas o inoportunas, etc.).
8.   RESPETAR a quienes piensan y actúan de modo distinto; así se consigue una mejor imagen y se ayuda a construir un mundo más humano.
9.   NO DESCONFIAR. La gente es buena, mientras no se demuestre lo contrario. Una actitud abierta facilita que los demás nos acojan con buena disposición.
10.   HUMILDAD. Preguntar lo que no se sabe, sin miedo a hacer el ridículo o a pasar por ignorantes. Así, se ayuda a que los demás se sientan importantes y útiles. Cuanto más inteligente y atractiva es una persona, más pregunta y escucha.
11.   APRENDER A ESCUCHAR ACTIVAMENTE. A "hacerse cargo" de la situación de la otra persona, para que se sienta acompañada y comprendida.
12.   PEDIR PERDÓN cuando sea necesario, dar las gracias, pedir las cosas por favor, etc. (es más importante de lo que parece).
13.   NO DAR CONSEJOS, ni decir a nadie lo que tiene que hacer, pues suele colocar en una situación de superioridad que termina por no gustar. No emplear un tono paternalista, o de reconvención inoportuna, de hostilidad o de superioridad (todos ellos despiertan incomodidad o actitud de defensa en el interlocutor).
14.   MOSTRARNOS TAL Y COMO SOMOS. No jugar a hacerse el simpático. La empatía, o capacidad de emocionarse con otros, no es una estrategia ni una técnica comercial. Se lleva muy dentro.
Y luego... ¿qué?
15. CULTIVAR LAS AMISTADES. Eso requiere tiempo para desarrollarse y fructificar. Una vez que hayamos hecho un nuevo amigo hay que darle nuestro apoyo, nuestro ánimo, nuestra lealtad y simpatía. No murmurar ni hablar mal de él. Y cuando las damos, recibimos a cambio la misma satisfacción.
Ricardo Regi

viernes, 15 de julio de 2016

valorar los cambios

Los 10 pasos hacia tu cima personal (Zenith)tiene claro que la única estrategia posible pasa por “adorar el cambio”, ya que “si tienes miedo a los cambios vas a estar toda la vida sufriendo”. Iriondo reflexiona en esta charla sobre los peldaños más importantes a la hora de rediseñar nuestro mapa mental y encarar la escalera hacia el desarrollo personal con un mayor control emocional. Y es que si una cosa tiene clara el emprendedor es que “es absurdo esperar que las cosas vuelvan a ser como antes”, esto es, tener claro que “el agua del río no vuelve a subir”. La buena noticia es que sí que podemos surfear en ella empezando por un primer y complejo peldaño: la incertidumbre.
1- Surfear la incertidumbre y adorar el cambio
Javier Iriondo contextualiza este primer paso asegurando que “venimos de un mundo donde la gente tenía un trabajo estable que duraba 40 años y no tenía preocupaciones sobre el futuro. Quizás tenía menos expectativas, la vida era más rutinaria y el crecimiento personal no era tan importante. La gente vivía cabreada con el mundo pero no había tanto deprimido. Hoy en día ya no existe esa seguridad y todo el mundo depende mucho más de sí mismo. Es la era del rendimiento personal donde el cambio es constante”. ¿Cuál es el problema? Según el autor, “nos han educado en una era donde el cambio era muy lento, todo el mundo se adaptaba sin ningún problema, pero ahora el mundo se ha acelerado y hemos entrado en la nueva era de la incertidumbre donde vas a tener de 5 a 20 trabajos distintos”.
La profesión del presente y del futuro es la de reinventor
JAVIER IRIONDO
Autor
Iriondo constata que “hay una preocupación, una ansiedad en la sociedad por este miedo a la incertidumbre, cuando nos han educado para la era de la seguridad y la estabilidad. Lo único que te dará seguridad y estabilidad es tu propio desarrollo personal, la seguridad de que venga lo que venga vas a ser capaz de adaptarte, sin esperar que los demás arreglen el mundo por ti”. Una primera lección que termina con una nueva reflexión: “Surfear la incertidumbre y el cambio constante solo es posible a través de la confianza en uno mismo y de adquirir una mayor fortaleza mental. La profesión del presente y del futuro es la de reinventor”.
2- Conocer nuestras emociones
Notorio es que el verbo es conocer, no controlar. “La calidad de vida de una persona depende de la calidad de sus emociones, cuando nos han convencido de que la calidad de nuestra vida depende de los resultados”, asegura Javier Iriondo, quien cree que “los resultados no tienen tanta incidencia como pensamos a nivel emocional”. El autor tiene claro que “si solo vas a ser feliz cuando ganas, prepárate para ser infeliz”, y eso es, según él, “porque en la vida aprendes más de la derrota que de la victoria”.
Si solo vas a ser feliz cuando ganas, prepárate para ser infeliz
El emprendedor explica que “son los pensamientos los que crean las emociones, nosotros mismos provocamos lo que nos pasa a través de lo que estamos pensando. Y lo que estamos pensando depende de lo que estamos tragando, de la información basura que estás entrando en tu mente”. Iriondo deja claro que “no es cuestión de huir de los problemas, sino de plantear alternativas. El problema, es que muchas veces no dejamos de hablar del problema”.
3- Ser dueño de tu tiempo
Para el autor una de los puntos claves para vivir una vida plena es saber cuáles son nuestras prioridades y hacia dónde vamos: “Estamos bombardeados de información y la tecnología está causando estragos a nivel mental. Nos levantamos y tenemos la intención de hacer cosas, pero lo que ocurre es que nos desconectamos y tenemos un mundo entero que está interrumpiendo nuestra concentración y nos desvía de nuestras prioridades”. Para el autor, “la actividad constante no quiere decir progreso si uno no tiene una dirección. Son muchas las personas que acaban agotadas y asfixiadas porque no han parado un segundo pero realmente , ¿qué han hecho?”.
Si no sabes a dónde vas, no puedes llegar a ningún sitio
Iriondo describe como algo capital “determinar un proyecto, darle forma y tener una dirección. Si no sabes a dónde vas, no puedes llegar a ningún sitio”. Para el autor, uno de los grandes problemas de la sociedad actual es “la pérdida del enfoque y de la atención”. Se trata, en definitiva, “de ser dueño de tu tiempo, tener menos dispersión y ser más productivo, lo que reducirá el estrés”.
4- Encontrar la fuente de inspiración
El autor alerta de que todos, absolutamente todos, tenemos momentos vitales en los que “perdemos el control de nuestra mente y nos sentimos ahogados por las circunstancias, hasta que nos convertimos en nuestro peor enemigo”. Son momentos de dudas donde falta la energía. Llegado ese punto, Iriondo propone que nos hagamos estas preguntas: “¿Por qué me voy a levantar?, ¿A quién quiero ayudar?, ¿Por quién estoy dispuesto a sacrificarme?”. Para el autor, hablar de motivación significa “tener claros cuáles son los motivos para pasar a la acción. Y para ello cada uno tiene que tener claro qué es lo que le inspira en la vida”.
Cada uno tiene que encontrar a su fuente de inspiración y a su por qué
Iriondo deja claro que “si tu no tienes un motivo, un objetivo o un sueño, la mente automáticamente se va a los problemas, las preocupaciones y los miedos. O pones rumbo a algún lugar, o la marejada y el entorno te arrastrarán y te inculcarán la percepción de que el mundo es un caos mayor de lo que es. Cada uno tiene que encontrar a su fuente de inspiración y a su por qué”.
5- Superar los miedos
Los miedos son nuestro instinto de supervivencia, el problema es que, con el tiempo, los hemos convertido en absurdos miedos psicológicos. El autor tiene claro que “para superar los miedos tienes que reconocerlos, es imposible arreglar un problema que no reconoces. Cuando reconocemos los miedos, les quitamos poder”. Iriondo cree que siempre serán mucho peores “las consecuencias de no enfrentarte al miedo, que de haberse enfrentado a él”.
Se trata de utilizar tus miedos como el motivo para hacer las cosas, no para huir de ellas
El emprendedor lanza también esta reflexión: “Se trata de utilizar tus miedos como el motivo para hacer las cosas, no para huir de ellas. Si no te enfrentas a ellos, cada día te harás más pequeño. Si lo haces, te conquistarás a ti mismo, ganarás confianza y usarás esos miedos como motivo para pasar a la acción, no para evitarla”.
6- Abordar el miedo a no ser suficiente con la aceptación
Un miedo que, según el autor, “tiene todo ser humano y que engloba a todos los miedos”. Iriondo cree que la mayoría “tenemos un defecto de fábrica que consiste en intentar demostrar algo constantemente para sentir que somos válidos. Pero nadie va a venir de fuera para decírtelo, solo te sentirás suficiente cuando te des cuenta de que no estás aquí para impresionar a nadie o satisfacer las expectativa de los demás. Solo sucederá cuando te aceptes, con dudas y miedos”.
Cuando menos auténtico seas, más vas a sufrir
Uno de los peligros de este siglo, según el autor, “es la incongruencia que tiene la gente entre el mundo virtual y el mundo real. Muchos venden su vida como si fuera un producto exponiendo solo su mejor versión, escondiendo la realidad de su vida. Eso sí, puedes engañar al resto del mundo, pero jamás a ti mismo”. Iriondo cree que esa incongruencia “se está empezando a pagar a un precio muy alto”, algo que, según él, es lastimoso ya que “cuando menos auténtico seas, más vas a sufrir”. El autor cree que solo se puede empezar a crecer o a cambiar a través de la aceptación.
7- Ampliar y mejorar la propia identidad
El autor indica que el motivo principal en la mayoría de los suicidios es la pérdida de la identidad. “Si quieres hacer un cambio en tu vida, pero no hay un cambio de identidad, vuelves a estar donde estabas antes. Debes cambiar la propia percepción de cómo te ves a ti mismo”. Para el autor, “uno tiene que ir ampliando y mejorando esa autoimagen de uno mismo, esa identidad es como un pasaporte en la vida”.
Debes cambiar la propia percepción de cómo te ves a ti mismo
La pregunta es, ¿cómo podemos ampliar nuestra identidad? Iriondo cree que se consigue “atreviéndonos a hacer cosas que hasta ahora no hacíamos y demostrándonos que esa limitación estaba en tu cabeza”. De esta forma, uno acaba rompiendo “las cadenas de la duda que todos tenemos”.
8- Saber perdonar
Javier Iriondo confiesa durante la charla que los mayores sufrimientos que ha visto son “de gente que no ha sabido perdonarse a si misma, y cuando haces eso te estás robando la energía”. El autor tiene claro que “el perdón no cambia el pasado, pero es la única manera de avanzar hacia el futuro”.
El perdón no cambia el pasado, pero es la única manera de avanzar hacia el futuro
El emprendedor cree que también hay que saber perdonar a los demás, “no porque muchas veces esa persona se merezca el perdón, sino porque tú mereces sentirte en paz”. Iriondo cree que el perdón es “como un fuego que si no lo apagas termina por quemarte. Perdonar implica quitarse un peso de encima espectacular, es una cura”. El escritor culmina diferenciado entre responsabilidad y culpa: “La responsabilidad hay que asumirla, pero la culpa no sirve para nada”.
9- Saber tomar decisiones
Todos tomamos decisiones en nuestro día a día, y muchas. Alguna de ellas son inconscientes. Lo que asegura Iriondo es que “si algo no te gusta, debes tomar decisiones para intentar cambiarlo. Las decisiones son lo que ha cambiado el curso de la historia”. Para el autor, “muchas veces nos pasamos la vida esperando a que nos rescaten, cuando aquí solo se rescata a los bancos. Somos los únicos que nos podemos rescatar a nosotros mismos”.
Si algo no te gusta, debes tomar decisiones para intentar cambiarlo
El problema es que, muchas veces, “en un 80% de los casos”, según el autor, solo nos planteamos las decisiones en el momento en el que hemos tocado fondo. “Cuantas veces estamos señalando al mundo como el culpable de todo lo que nos sucede pero no nos movemos de la queja”. Para Iriondo, tomar la decisión implica abandonar esa queja y descubrir “que hay algo más”.
10- Adquirir un compromiso y tener presente un cómo
Y el último peldaño tiene que ver con el paso a la acción. Iriondo señala que después de la decisión “está el compromiso de pagar el precio por llevar a cabo las acciones, y para mantener esa energía, y ahí es cuando vas a necesitar el por qué”. Para el autor, el problema es que “hacemos mucho más para evitar el dolor que para lograr algo”. Iriondo cree que “ venimos de unos padres que querían que a sus hijos no les faltaran de nada y que ha derivado en una generación con fragilidad emocional y que es incapaz de superar las frustraciones”. El autor concluye que “ahí es donde uno tiene que enfrentarse a sus propios demonios y asumir responsabilidades y tomar decisiones. Si no tienes un motivo, te abandonas”.

jueves, 9 de junio de 2016

Mi identificación es más grande que tu olvido Paloma Sanchez-Garnica

La escritora madrileña Paloma Sánchez-Garnica ha resultado ganadora de la XXI edición del premio de novela Fernando Lara, dotado con 120.000 euros, con la obra titulada 'Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido', que trata sobre "la liberación que produce el perdón".
Así lo ha explicado la ganadora nada más conocerse el fallo del jurado en el transcurso de una cenade gala celebrada en el Alcázar de Sevilla y al término de la cual la escritora ha dicho sentirse "eufórica" porque ha visto "cumplido un sueño".
Sánchez-Garnica ha explicado a los asistentes a la cena que su novela, además de sobre el perdón, trata acerca de "lo que no se puede cambiar y sobre el pasado que provoca dolor en el presente y lastra el futuro", con historias de secretos y sagas familiares en las que la felicidad se presenta esquiva pero "siempre está ahí para ser perseguida y alcanzada".
Se trata de su novela "más personal" y está escrita "con la experiencia que dan los años", según la escritora, quien, nacida en 1962 y madre de dos hijos, se convirtió a los 43 años, tras haber ejercido varios años como abogada.
La protagonista de la obra es una jueza madrileña que trabaja en los juzgados de Mostoles (Madrid) y, a diferencia de otras obras suyas anteriores, transcurre íntegramente en la capital de España en la actualidad, un periodo de la historia de España en el que, según la autora, "tenemos todo para ser felices pero nos empeñamos en amarrarnos a la infelicidad".