viernes, 15 de julio de 2016

valorar los cambios

Los 10 pasos hacia tu cima personal (Zenith)tiene claro que la única estrategia posible pasa por “adorar el cambio”, ya que “si tienes miedo a los cambios vas a estar toda la vida sufriendo”. Iriondo reflexiona en esta charla sobre los peldaños más importantes a la hora de rediseñar nuestro mapa mental y encarar la escalera hacia el desarrollo personal con un mayor control emocional. Y es que si una cosa tiene clara el emprendedor es que “es absurdo esperar que las cosas vuelvan a ser como antes”, esto es, tener claro que “el agua del río no vuelve a subir”. La buena noticia es que sí que podemos surfear en ella empezando por un primer y complejo peldaño: la incertidumbre.
1- Surfear la incertidumbre y adorar el cambio
Javier Iriondo contextualiza este primer paso asegurando que “venimos de un mundo donde la gente tenía un trabajo estable que duraba 40 años y no tenía preocupaciones sobre el futuro. Quizás tenía menos expectativas, la vida era más rutinaria y el crecimiento personal no era tan importante. La gente vivía cabreada con el mundo pero no había tanto deprimido. Hoy en día ya no existe esa seguridad y todo el mundo depende mucho más de sí mismo. Es la era del rendimiento personal donde el cambio es constante”. ¿Cuál es el problema? Según el autor, “nos han educado en una era donde el cambio era muy lento, todo el mundo se adaptaba sin ningún problema, pero ahora el mundo se ha acelerado y hemos entrado en la nueva era de la incertidumbre donde vas a tener de 5 a 20 trabajos distintos”.
La profesión del presente y del futuro es la de reinventor
JAVIER IRIONDO
Autor
Iriondo constata que “hay una preocupación, una ansiedad en la sociedad por este miedo a la incertidumbre, cuando nos han educado para la era de la seguridad y la estabilidad. Lo único que te dará seguridad y estabilidad es tu propio desarrollo personal, la seguridad de que venga lo que venga vas a ser capaz de adaptarte, sin esperar que los demás arreglen el mundo por ti”. Una primera lección que termina con una nueva reflexión: “Surfear la incertidumbre y el cambio constante solo es posible a través de la confianza en uno mismo y de adquirir una mayor fortaleza mental. La profesión del presente y del futuro es la de reinventor”.
2- Conocer nuestras emociones
Notorio es que el verbo es conocer, no controlar. “La calidad de vida de una persona depende de la calidad de sus emociones, cuando nos han convencido de que la calidad de nuestra vida depende de los resultados”, asegura Javier Iriondo, quien cree que “los resultados no tienen tanta incidencia como pensamos a nivel emocional”. El autor tiene claro que “si solo vas a ser feliz cuando ganas, prepárate para ser infeliz”, y eso es, según él, “porque en la vida aprendes más de la derrota que de la victoria”.
Si solo vas a ser feliz cuando ganas, prepárate para ser infeliz
El emprendedor explica que “son los pensamientos los que crean las emociones, nosotros mismos provocamos lo que nos pasa a través de lo que estamos pensando. Y lo que estamos pensando depende de lo que estamos tragando, de la información basura que estás entrando en tu mente”. Iriondo deja claro que “no es cuestión de huir de los problemas, sino de plantear alternativas. El problema, es que muchas veces no dejamos de hablar del problema”.
3- Ser dueño de tu tiempo
Para el autor una de los puntos claves para vivir una vida plena es saber cuáles son nuestras prioridades y hacia dónde vamos: “Estamos bombardeados de información y la tecnología está causando estragos a nivel mental. Nos levantamos y tenemos la intención de hacer cosas, pero lo que ocurre es que nos desconectamos y tenemos un mundo entero que está interrumpiendo nuestra concentración y nos desvía de nuestras prioridades”. Para el autor, “la actividad constante no quiere decir progreso si uno no tiene una dirección. Son muchas las personas que acaban agotadas y asfixiadas porque no han parado un segundo pero realmente , ¿qué han hecho?”.
Si no sabes a dónde vas, no puedes llegar a ningún sitio
Iriondo describe como algo capital “determinar un proyecto, darle forma y tener una dirección. Si no sabes a dónde vas, no puedes llegar a ningún sitio”. Para el autor, uno de los grandes problemas de la sociedad actual es “la pérdida del enfoque y de la atención”. Se trata, en definitiva, “de ser dueño de tu tiempo, tener menos dispersión y ser más productivo, lo que reducirá el estrés”.
4- Encontrar la fuente de inspiración
El autor alerta de que todos, absolutamente todos, tenemos momentos vitales en los que “perdemos el control de nuestra mente y nos sentimos ahogados por las circunstancias, hasta que nos convertimos en nuestro peor enemigo”. Son momentos de dudas donde falta la energía. Llegado ese punto, Iriondo propone que nos hagamos estas preguntas: “¿Por qué me voy a levantar?, ¿A quién quiero ayudar?, ¿Por quién estoy dispuesto a sacrificarme?”. Para el autor, hablar de motivación significa “tener claros cuáles son los motivos para pasar a la acción. Y para ello cada uno tiene que tener claro qué es lo que le inspira en la vida”.
Cada uno tiene que encontrar a su fuente de inspiración y a su por qué
Iriondo deja claro que “si tu no tienes un motivo, un objetivo o un sueño, la mente automáticamente se va a los problemas, las preocupaciones y los miedos. O pones rumbo a algún lugar, o la marejada y el entorno te arrastrarán y te inculcarán la percepción de que el mundo es un caos mayor de lo que es. Cada uno tiene que encontrar a su fuente de inspiración y a su por qué”.
5- Superar los miedos
Los miedos son nuestro instinto de supervivencia, el problema es que, con el tiempo, los hemos convertido en absurdos miedos psicológicos. El autor tiene claro que “para superar los miedos tienes que reconocerlos, es imposible arreglar un problema que no reconoces. Cuando reconocemos los miedos, les quitamos poder”. Iriondo cree que siempre serán mucho peores “las consecuencias de no enfrentarte al miedo, que de haberse enfrentado a él”.
Se trata de utilizar tus miedos como el motivo para hacer las cosas, no para huir de ellas
El emprendedor lanza también esta reflexión: “Se trata de utilizar tus miedos como el motivo para hacer las cosas, no para huir de ellas. Si no te enfrentas a ellos, cada día te harás más pequeño. Si lo haces, te conquistarás a ti mismo, ganarás confianza y usarás esos miedos como motivo para pasar a la acción, no para evitarla”.
6- Abordar el miedo a no ser suficiente con la aceptación
Un miedo que, según el autor, “tiene todo ser humano y que engloba a todos los miedos”. Iriondo cree que la mayoría “tenemos un defecto de fábrica que consiste en intentar demostrar algo constantemente para sentir que somos válidos. Pero nadie va a venir de fuera para decírtelo, solo te sentirás suficiente cuando te des cuenta de que no estás aquí para impresionar a nadie o satisfacer las expectativa de los demás. Solo sucederá cuando te aceptes, con dudas y miedos”.
Cuando menos auténtico seas, más vas a sufrir
Uno de los peligros de este siglo, según el autor, “es la incongruencia que tiene la gente entre el mundo virtual y el mundo real. Muchos venden su vida como si fuera un producto exponiendo solo su mejor versión, escondiendo la realidad de su vida. Eso sí, puedes engañar al resto del mundo, pero jamás a ti mismo”. Iriondo cree que esa incongruencia “se está empezando a pagar a un precio muy alto”, algo que, según él, es lastimoso ya que “cuando menos auténtico seas, más vas a sufrir”. El autor cree que solo se puede empezar a crecer o a cambiar a través de la aceptación.
7- Ampliar y mejorar la propia identidad
El autor indica que el motivo principal en la mayoría de los suicidios es la pérdida de la identidad. “Si quieres hacer un cambio en tu vida, pero no hay un cambio de identidad, vuelves a estar donde estabas antes. Debes cambiar la propia percepción de cómo te ves a ti mismo”. Para el autor, “uno tiene que ir ampliando y mejorando esa autoimagen de uno mismo, esa identidad es como un pasaporte en la vida”.
Debes cambiar la propia percepción de cómo te ves a ti mismo
La pregunta es, ¿cómo podemos ampliar nuestra identidad? Iriondo cree que se consigue “atreviéndonos a hacer cosas que hasta ahora no hacíamos y demostrándonos que esa limitación estaba en tu cabeza”. De esta forma, uno acaba rompiendo “las cadenas de la duda que todos tenemos”.
8- Saber perdonar
Javier Iriondo confiesa durante la charla que los mayores sufrimientos que ha visto son “de gente que no ha sabido perdonarse a si misma, y cuando haces eso te estás robando la energía”. El autor tiene claro que “el perdón no cambia el pasado, pero es la única manera de avanzar hacia el futuro”.
El perdón no cambia el pasado, pero es la única manera de avanzar hacia el futuro
El emprendedor cree que también hay que saber perdonar a los demás, “no porque muchas veces esa persona se merezca el perdón, sino porque tú mereces sentirte en paz”. Iriondo cree que el perdón es “como un fuego que si no lo apagas termina por quemarte. Perdonar implica quitarse un peso de encima espectacular, es una cura”. El escritor culmina diferenciado entre responsabilidad y culpa: “La responsabilidad hay que asumirla, pero la culpa no sirve para nada”.
9- Saber tomar decisiones
Todos tomamos decisiones en nuestro día a día, y muchas. Alguna de ellas son inconscientes. Lo que asegura Iriondo es que “si algo no te gusta, debes tomar decisiones para intentar cambiarlo. Las decisiones son lo que ha cambiado el curso de la historia”. Para el autor, “muchas veces nos pasamos la vida esperando a que nos rescaten, cuando aquí solo se rescata a los bancos. Somos los únicos que nos podemos rescatar a nosotros mismos”.
Si algo no te gusta, debes tomar decisiones para intentar cambiarlo
El problema es que, muchas veces, “en un 80% de los casos”, según el autor, solo nos planteamos las decisiones en el momento en el que hemos tocado fondo. “Cuantas veces estamos señalando al mundo como el culpable de todo lo que nos sucede pero no nos movemos de la queja”. Para Iriondo, tomar la decisión implica abandonar esa queja y descubrir “que hay algo más”.
10- Adquirir un compromiso y tener presente un cómo
Y el último peldaño tiene que ver con el paso a la acción. Iriondo señala que después de la decisión “está el compromiso de pagar el precio por llevar a cabo las acciones, y para mantener esa energía, y ahí es cuando vas a necesitar el por qué”. Para el autor, el problema es que “hacemos mucho más para evitar el dolor que para lograr algo”. Iriondo cree que “ venimos de unos padres que querían que a sus hijos no les faltaran de nada y que ha derivado en una generación con fragilidad emocional y que es incapaz de superar las frustraciones”. El autor concluye que “ahí es donde uno tiene que enfrentarse a sus propios demonios y asumir responsabilidades y tomar decisiones. Si no tienes un motivo, te abandonas”.

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