En Loma Linda, California, sucede un fenómeno raro, muchas personas han rebasado los 100 años, más que en el promedio de los Estados Unidos. Después de mucho investigar se descubrió que uno de los patrones alrededor de la vida de estos longevos es que habían tenido profesiones de mucha interacción y ayuda a otras personas, como médicos, profesores, enfermeras, apunta en su libro The Moral Molecule el Neuroeconomista Paul J. Zak; al parecer la socialización contribuyó en aumentar la expectativa de vida en estas personas.
El mismo autor/investigador descubrió que cuando existen relaciones de confianza entre personas de una tribu o comunidad, aumenta la interacción de bienes y como resultado se genera mayor riqueza para todos. Por otro lado y gracias a la psicología, sabemos que a mayor número de relaciones personales mayor felicidad, y que la empatía es una de las grandes fuentes de satisfacción entre seres humanos.
Pues bien, ¿qué tienen en común la longevidad, la riqueza y la felicidad? Según el Neuroeconomista Paul J. Zak tienen en común una hormona que es la Oxitocina. Esta hormona es segregada por nuestro cerebro cuando estamos en contacto con otras personas, cuando hacemos equipo para lograr objetivos en conjunto, cuando reconocemos a alguien o cuando vivimos momentos emocionalmente intensos junto a otras personas. El poder de esta hormona es brutal, es una generadora natural de empatía y confianza. Es la misma hormona que ayuda a las madres en la labor de parto a tener contracciones, y es esta la encargada de generar una vinculación de por vida entre la madre y el recién nacido.
Abrazar a alguien o verlo directamente a los ojos nos puede ayudar a generar oxitocina y generar un vínculo duradero con las personas, no sólo eso, sino que nos genera un estado de paz y tranquilidad, bajando los niveles de cortisol (hormona del estrés) en nuestro cuerpo.
No, actualmente no es posible conseguir fácilmente la oxitocina en formato sintético para proveérsela a los desconfiados, seguramente cuando exista la posibilidad se venderá más que la pastillita azul.
Pero mientras tanto, si quieres aumentar tus posibilidades de vivir más, ser más feliz y generar mayor riqueza, firma más pactos con los ojos y con abrazos que con tinta...
El mismo autor/investigador descubrió que cuando existen relaciones de confianza entre personas de una tribu o comunidad, aumenta la interacción de bienes y como resultado se genera mayor riqueza para todos. Por otro lado y gracias a la psicología, sabemos que a mayor número de relaciones personales mayor felicidad, y que la empatía es una de las grandes fuentes de satisfacción entre seres humanos.
Pues bien, ¿qué tienen en común la longevidad, la riqueza y la felicidad? Según el Neuroeconomista Paul J. Zak tienen en común una hormona que es la Oxitocina. Esta hormona es segregada por nuestro cerebro cuando estamos en contacto con otras personas, cuando hacemos equipo para lograr objetivos en conjunto, cuando reconocemos a alguien o cuando vivimos momentos emocionalmente intensos junto a otras personas. El poder de esta hormona es brutal, es una generadora natural de empatía y confianza. Es la misma hormona que ayuda a las madres en la labor de parto a tener contracciones, y es esta la encargada de generar una vinculación de por vida entre la madre y el recién nacido.
Abrazar a alguien o verlo directamente a los ojos nos puede ayudar a generar oxitocina y generar un vínculo duradero con las personas, no sólo eso, sino que nos genera un estado de paz y tranquilidad, bajando los niveles de cortisol (hormona del estrés) en nuestro cuerpo.
No, actualmente no es posible conseguir fácilmente la oxitocina en formato sintético para proveérsela a los desconfiados, seguramente cuando exista la posibilidad se venderá más que la pastillita azul.
Pero mientras tanto, si quieres aumentar tus posibilidades de vivir más, ser más feliz y generar mayor riqueza, firma más pactos con los ojos y con abrazos que con tinta...
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