1.- Aquellos que carecen de humildad suelen creer que saben todo de todo y escuchan poco y hablan mucho, convirtiendo las supuestas conversaciones en monólogos. Les encanta escucharse.
2.- Confunden la humildad con ser blando y piensan que los demás se aprovecharán de ellos, por lo que están a la defensiva.
3.- Se cierran a su propio proceso evolutivo y, con ello, al cambio, porque consideran que viven en el top de su vida personal y profesional.
4.- Su empatía es pobre y no miden las consecuencias de sus palabras en los demás. Dañan la autoestima de otros, unas veces con intención y otras sin ella, dificultando la conexión con las personas.
5.- Se creen autosuficientes y les cuesta trabajar en equipo. No ven en los demás la suma, sino que molestan o entorpecen su camino.
6.- Suelen moverse por el interés, siempre pensando en los beneficios que les pueden aportar los demás en sus objetivos.
7.- Son poco agradecidas a las aportaciones o ayudas y la restan importancia de esa aportación a sus logros. Así que se atribuyen los éxitos que son trabajados en equipo directa o indirectamente. Interpretan que dar las gracias es ser menos.
8.- Magnifican, por otro lado, sus aportaciones, y guardan constantemente en la recámara la frase “si no fuera por mí…”.
9.- Tapan sus errores, los justifican o hacen responsables a los demás; la cuestión es echar balones fuera. Viven a la defensiva y preparan sus futuros discursos e historias de forma que favorezcan su interés.
Entonar el mea culpa es algo que sólo harán en una situación extrema o por interés. En ocasiones actúan como si nada hubiera pasado, pensando que el tiempo todo lo cura. Pedir perdón y perdonar es tabú para ellos.
10.- Les cuesta reconocer la valía de los demás e incluso se permiten perjudicarles con tal de mantenerse en su supuesto mundo perfecto. Parecen un yoyó, siempre con su “yo… yo… yo…” al inicio de sus frases.
11.- Ante las correcciones o sugerencias, se ponen a la defensiva o hacen oídos sordos.
12.- No piden opinión para nada porque creen no necesitarla.
13.- Son egocéntricos: creen que todo gira a su alrededor. No tienen en cuenta las circunstancias de los demás, así que su presencia suele incomodar.
14.- Suelen ser orgullosos, prepotentes, vanidosos, inflexibles; discuten, imponen su opinión y necesitan que les den la razón.
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