Puede que el cuatrigésimo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama,no haya cumplido las expectativas que generó tras llegar al poder en 2008 –gracias a su famoso Yes, we can– pero no cabe duda de que, en lo que respecta a la oratoria, es uno de los mejores políticos de los últimos tiempos.
Obama ha sido siempre muy cuidadoso con sus discursos, pero hay que recordar que, como la mayoría de políticos, cuenta con asesores que le ayudan a redactarlos. Uno de ellos fue Adam Frankel, que escribió muchos de los discursos del presidente en defensa de la reforma del sistema salud y algunas disertaciones ya clásicas como la del homenaje a los 29 mineros del carbón que murieron tras una explosión en West Virginia en 2010.
Frankel asegura en un artículo publicado en Time que la mejor manera de aprender a escribir discursos es leer los grandes, “de la Oración Fúnebre dePericles al ‘He ido a la cima de la montaña’ de Martin Luther King, pasando por el discurso de aceptación del Nobel que pronunció Faulkner”. Pero si lo que quieres es una serie de consejos rápidos para mejorar tus alocuciones públicas, Frankel ofrece 6 claves.
1. Escribe como hablas
“No existe una ley suprema de la redacción de discursos, pero si hubiera una, sería probablemente esta: un discurso está hecho para ser hablado, no leído”, asegura Frankel. En su opinión, este obvio consejo tiene importantes implicaciones que no todo el mundo tiene en cuenta. Cuando hablamos usamos oraciones mucho más cortas de las que empleamos escribiendo, algo que olvidamos con frecuencia. Hay frases muy resultonas en el lenguaje escrito que resultan farragosas en el lenguaje hablado y que haríamos bien en evitar. La única forma de comprobar que hemos escrito un discurso adecuado para ser pronunciado es leerlo en alto mientras lo escribimos.
2. Cuenta una historia
Frankel recuerda la primera vez que escribió un discurso para Obama. Lo primero que el presidente preguntó a sus asesores es: “¿Cuál es la historia que estamos tratando de contar?” Un discurso tiene su propio desarrollo narrativo. Tal como explica Frankel a Obama suelen gustarles los discursos con un comienzo lento y cálido, una mitad con sustancia y un final inspiracional. Ese es su estilo, pero no tiene por qué ser el tuyo. Lo importante, asegura el escritor, es que cuentes una historia con la que te sientas cómodo. Hoy en día los políticos tienden a llenar sus alocuciones de cifras y estadísticas, algo que, según Frankel, nunca será tan poderoso como una buena historia.
3. La estructura importa
Es muy habitual que al escribir un discurso tengamos claro qué queremos contar pero no tanto cómo hacerlo. La estructura de un discurso es importante, pues un argumento lógico, claro y bien dividido, es más persuasivo que uno deslavazado. No es de extrañar, como explica Frankel, que muchos de los mejores oradores, incluido el propio Obama, vienen del mundo del Derecho, donde se aprende enseguida a elaborar argumentos con una estructura lógica. Un truco para estructurar bien un discurso es hacer una lista con los puntos que quieres tratar.
4. Sé conciso
El presidente estadounidense Woodrow Wilson (que gobernó el país entre 1913 y 1921 y fue responsable de la entrada de EEUU en la I Guerra Mundial) tenía una idea clara sobre la longitud de los discursos: “Si quieres que hable durante cinco minutos, necesitaré un mes para prepararme. Si quieres que hable durante 20 minutos, necesitaré dos semanas. Pero si quieres que esté una hora hablando estoy ya listo”.
Saber resumir es en ocasiones la parte más difícil de un discurso. Lo primero que debemos de tener claro es que nuestra audiencia va a distraerse si somosrepetitivos y nos vamos por las ramas. Frank recomienda que eliminemos todas las palabras de nuestro discurso que no sean necesarias para dar sentido a éste. Nos cargaremos muchas más de las que pensamos.
5. Se auténtico
Lo peor de los discursos de la mayoría de políticos actuales –al menos los españoles, que son a los que estamos más acostumbrados– es que suenan más falsos que un billete de 60 euros. Por desgracia, estamos habituados a que los políticos nos mientan pero es que, además, sus discursos pocas veces suenan sinceros. Es dudoso que Obama sea más honesto que nuestros políticos, pero hay que reconocer que al menos sus palabras suelen dar la impresión de serlo.
Frankel recuerda una reunión para escribir el discurso que Obama debía pronunciar en la Convención Demócrata de 2008. El presidente se detuvo en cierta parte del discurso y dijo a sus asesores: pensad en el momento en el que estamos, pensad por lo que está pasando el país y escribid algo que sea verdad”. Si creemos en lo que estamos diciendo nuestro discurso sonará convincente. Contar una historia personal puede ser un buen recurso para lograr este efecto.
6. No sólo hables, di algo
Si tienes que escribir un discurso, por el motivo que sea, trata de que este sea bueno. ¿Y cuáles son los buenos discursos? Los que nos dicen algo importante. Los buenos oradores son capaces de conmover al auditorio sin importar que estén arengando a las Fuerzas Armadas o inaugurando una feria de ganado. “La grandeza de un discurso tiene más que ver con los valores que con cualquier otra cosa”, asegura Frankel. Si quieres hacer un buen discurso evita tener un perfil bajo, apunta alto y trata de llegar al corazón de tus oyentes.
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